miércoles, 3 de junio de 2009

La gripe A y la Iglesia



La gripe porcina ha causado estragos en la población mundial, si no por el número de víctimas, sí por la preocupación de todo el planeta. ¿Y qué ha hecho la Iglesia en todo este tiempo? Estar callada. Es más, en muchas ciudades de México suspendieron sus actos religiosos.

Y es que cuando la Ciencia es quien tiene que acudir en nuestro auxilio, acude. Y jamás lo hace la iglesia de los hombres. Porque los profesionales de la religión están día tras día hablándonos de los beneficios de una fe que no da señales de vida, y cuando las dificultades aprietan, entonces achacan el problema al “libre albedrío humano”. Así también consigo yo acólitos para cualquier causa innoble que pudiera plantear.

Con la mente poco preparada para resistir los envites de la Historia, de la tradición y la costumbre, los ensotanados se benefician de actitudes nada críticas con ellos, puesto que su garantía “no es de este mundo”. De esta manera, nadie puede “demostrar” su mentira, puesto que las reclamaciones a la misma no Catedraltienen camino de regreso del “más allá”. Olvidan los creyentes que las herramientas que funcionan en este mundo las proporciona la Ciencia, y es en este campo donde quien afirma ha de demostrar su afirmación. No sucede esto con la Iglesia.

Y luego tendremos que aguantar a estos parásitos de la humanidad dándonos lecciones de moral, de Biología, de ética… cuando a la hora de la verdad, tienen que retirarse y dejar paso a que sean los científicos quienes solucionen los problemas del hombre.

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