martes, 29 de junio de 2010

Registro akásico


Los registros akáshicos (de akasha, en sánscrito: cielo, espacio, éter), son una especie de memoria (de todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos) que estaría registrada en el éter. Allí se almacenaría todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos y todos los conocimientos del universo.
Actualmente muchas personas que siguen la corriente de la Nueva Era creen en la existencia de estos registros.
El adjetivo akáshico es un neologismo acuñado por la teósofa británica Annie Bésant (1847-1933), que proviene de ākāśa, un término existente en el antiguo idioma sánscrito de la India, que significa ‘éter’ (un fluido impalpable, inmaterial, sutil e intangible, que los antiguos hindúes suponían que penetraba todo el universo y sería el peculiar vehículo del sonido y la vida). Pero no hay ninguna palabra sánscrita que signifique «registro akáshico», a pesar de que el sánscrito es un idioma muy exhaustivo en lo que respecta a nombrar fenómenos paranormales.
Origen de la creencia
Probablemente la primera mención a los registros akáshicos se encuentra en un libro de la ocultista británica Annie Bésant (The Ancient Wisdom, ‘La sabiduría antigua’, de 1898).
Ella propuso que los antiguos maestros creían que existían unos registros insertos en otra realidad incorpórea, desconocida para la mayoría de los seres humanos. Entre estos «antiguos maestros» incluía a:
•los caldeos,
•los chinos,
•los cristianos,
•los druidas,
•los egipcios,
•los griegos,
•los hebreos,
•los himalayos,
•los hindúes,
•los mayas,
•los moros,
•los persas y
•los tibetanos.
O sea, abarcó a la mayoría de las culturas antiguas conocidas en su época (principios del siglo XX). No aportó ninguna prueba documental de ninguna de estas culturas.



La doctrina ocultista nos habla de los Archivos Akásicos, una especie de bancos de memoria cósmica donde se almacena la información de la conciencia colectiva; acciones, pensamientos, sucesos, palabras, todo se encuentra en Akasha un "mundo" superior al que sólo pueden acceder los iniciados, aquellos que logran un estado de conciencia elevado a través de la práctica de la meditación y los viajes astrales.

Los desdoblamientos (viajes astrales) pueden ser:

* Inconscientes, es decir, sin la participación voluntaria del sujeto, casi siempre son tomados como sueños y se originan la mayoría de las veces porque la persona ha sufrido un gran trauma (un cambio muy fuerte e importante) en su vida. Puede ocurrir también que ciertas personas posean una sensibilidad mística innata que ignoran o no han querido o podido desarrollar plenamente, pero que se manifiesta de vez en cuando aunque la persona afectada lo piense como sueños ya que no comprende en absoluto que le sucede.
* En un nivel más elevado encontramos los viajes astrales conscientes, aquellos en los que la persona sabe perfectamente que busca y cómo lograrlo a través de unas técnicas determinadas que hacen imprescindible una preparación metódica y un nivel de conciencia superior al ordinario. Es recomendable realizar este tipo de experiencias siempre acompañado por un guía, ya que podría ocurrir algún problema como que se rompiera el cordón de plata que une el cuerpo y la consciencia a causa de una mala praxis.
* Por último tenemos los viajes astrales inducidos, que son aquellos estados de conciencia producida por otra persona normalmente a través de la hipnosis, o bajo la dirección y/o acompañamiento de un guía o maestro.

La proyección astral requiere de unas condiciones medioambientales determinadas, cuando estas se dan y el viaje se produce, cuerpo y alma o mente o cómo se quiera llamar, permanecen unidos gracias a lo que los ocultistas denominan el cordón de plata. A través de los viajes astrales la persona con el conocimiento adecuado podrá lograr el objetivo de conocer no sólo los archivos Akásicos, sino desplazarse hasta donde desee. Para regresar a su cuerpo físico es suficiente con que así lo piense.

Personas que han estado clínicamente muertas, han tenido esta vivencia del viaje astral, han comprobado como sin el cuerpo físico eran capaces de "moverse" en otro nivel, han escuchado todo lo que se hablaba en el quirofano o en el lugar donde sufrieron el terrible trauma de su muerte, han visto a sus familiares, han acompañado a su propio cuerpo hasta el hospital, de hecho el dr. Raymond Moody tiene un interesante libro titulado "Vida después de la vida" donde hace una recopilación de casos que han pasado por el trance de la "muerte" y han vuelto a vivir relatando más tarde sus experiencias.
Para los ocultistas cuerpo y alma son dos entidades que conviven en una misma persona, Aristóteles ya nos hablaba de este dualismo, es más, decía que cuando moríamos, una parte del alma también se corrompía con el cuerpo pero había otra que permanecía inmortal. Teoría de la que siglos más tarde se apoderó la iglesia católica para afirmar la creencia en un alma imperecedera que conocería el paraíso si previamente se lo ganaba en la tierra.

Edgar Cayce disfruto del gran privilegio de conseguir entrar en esa enorme biblioteca y poder "leer" su libro de vida logrando obtener de esta manera todas las respuestas, y conocer cuales fueron sus vidas anteriores (sus reencarnaciones). Entrar en Akasha significa estar en un nivel de preparación espiritual muy elevado, requiere haber sacrificado tiempo y esfuerzo en alcanzar un nivel superior de conciencia, y la recompensa al abrir esa puerta es el conocimiento trascendental.

Quizá sólo los esoteristas crean que existe un lugar semejante, no es tan descabellado como en un principio parece. En próximas entradas les iré explicando como todo está relacionado, bueno, según determinadas hipótesis ;)

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