viernes, 18 de febrero de 2011

Los hijos de Dios


Uno de los pasajes claves del Antiguo Testamento que siempre sale a la superficie en una discusión seria sobre los ovnis y la Biblia es Génesis 6:1-4. Esta es una de las secciones más misteriosas de la Biblia, describe el matrimonio entre los "hijos de Dios" y las "hijas de los hombres", que dio origen a la progenie de los nefilim o gigantes. Pero... ¿Quiénes eran estos hijos de Dios? ¿Por qué dice la Biblia que "...Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre" (Gn. 6:4)? ¿Por qué Dios envió el diluvio para borrarlos de la faz de la tierra? ¿Quiénes eran los hijos de Dios: hombres o seres extraterrestres?

Un misterio antiguo
De todos los posibles pasajes bíblicos que puedan referirse a los encuentros con extraterrestres y los ovnis, Génesis 6:1-5 es el más intrigante de todos y al mismo tiempo el más perturbador. En esta porción de la Escritura encontramos registrado el relato de la increíble unión entre ángeles caídos y mujeres de la tierra. Vamos a examinar mejor este asombroso recuento a ver si encontramos en él alguna clave que nos permita saber algo relacionado con los ovnis en este antiguo texto hebreo: "Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal" (Gn. 6:1-5). Los eruditos bíblicos han debatido a lo largo de los siglos el significado exacto de este pasaje. Hay básicamente cuatro escuelas de interpretació n:
• El punto de vista no literal
• El punto de vista de los hijos de Set
• De los déspotas y ambiciosos, y el de
• Los ángeles caídos

El punto de vista no literal
A primera vista este pasaje nos recuerda una de las leyendas, supersticiones y mitos de la antigüedad: la historia de los dioses descendiendo a la tierra y cohabitando con las mujeres de la tierra para producir una raza híbrida de super hombres. Por consiguiente, muchos pasan por alto este pasaje considerándolo sólo otro ejemplo de la extraña mitología no literal de la antigüedad.
El punto de vista de los hijos de Set
Otros miran este pasaje en una forma nada sobrenatural a fin de hacerlo más aceptable y más intelectual. Los estudiantes de la Biblia en este campo explican que "los hijos de Dios" son los descendientes de Set y "las hijas de los hombres" el linaje impío de Caín. Por consiguiente, la unión entre ellos marca el fin de la separación entre creyentes e incrédulos. Están convencidos de que esta unión indiscriminada entre el linaje piadoso de Set y los perversos descendientes de Caín fue lo que causó la degeneración de la descendencia piadosa en el mundo antediluviano. Los hijos de esta unión profana se convirtieron en tiranos. Entre los comentaristas bíblicos, Mathew Henry es quien mejor interpreta este punto de vista, dice: «Los hijos de Dios, esto es los que profesaban la religión verdadera, tomaron por esposas las hijas de los hombres, es decir, profanas, extrañas a Dios y a la piedad. La posteridad de Set no se guardó a sí misma como debía haberlo hecho, sino que se mezcló con la descendencia maldita de Caín».

Los déspotas ambiciosos
De acuerdo con este punto de vista, déspotas de la antigüedad, hambrientos de poder quienes eran muy probablemente del linaje de Caín comenzaron a practicar la poligamia a fin de expandir su dominio individual. Eruditos en este campo suponen que la palabra hebrea elohim podría muy bien traducirse como «Dios» o «gobernante». Quienes sostienen este punto de vista suponen que las culturas antiguas del Cercano Oriente veían a los gobernantes como "hijos de Dios". De tal manera que la frase "hijos de Dios" es esencialmente el término antiguo empleado en el Cercano Oriente para nobles, aristócratas y reyes. Estos déspotas ambiciosos codiciaban el poder y la riqueza y deseaban convertirse en "varones de renombre". Su pecado no fue el matrimonio mixto entre dos comunidades religiosas, la de los descendientes de Set y los de Caín, sino más bien el pecado de la poligamia. Este punto de vista prevaleció entre los círculos rabínicos durante la edad media del segundo siglo de la era cristiana, tal parece que debido a la convicción de que los ángeles no pueden permitirse el lujo de tener relaciones sexuales.

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