La diferencia vibratoria entre donde te encuentras y donde quieres estar es la arena creativa a la que has venido a jugar: a la Primera Línea de la Creación. Aquí es donde has venido a experimentar y a disfrutar, nunca a completar.
Traje
miércoles, 30 de diciembre de 2009
que era la estrella de Belen?
Es indiscutible que uno de los elementos que no pasa desapercibido en cualquier exornación navideña es la Estrella de Belén. A medida que se va acercando la Navidad nuestras calles se iluminan y no es rara aquella en la que aparezca una estrella. Belenes, villancicos, anuncios, películas,... en todos estas situaciones no falta la bíblica estrella de Belén. Con la ayuda de los ordenadores, los avances en traducciones de lenguas orientales y nuevos hallazgos arqueológicos, hoy día tenemos posibilidades de investigar, desde el punto de vista astronómico, que pudo ser realmente la estrella. Las conclusiones que se van obteniendo aún andan por el terreno de las hipótesis pero permiten obtener algunos datos interesantes y descartar algunos sucesos astronómicos que se relacionaban, (y aún se relacionan erróneamente) con la Estrella de Belén.
Por último una advertencia: este escrito no tiene más intención que la de divulgar. Se tratará de mostrar las distintas explicaciones que se le dan a la existencia y aparición de la Estrella de Belén desde un punto de vista científico, más en concreto, astronómico, sin pretender mitificar ni desmitificar nada ni a nadie. No tienen lugar en éste texto teorías que se alejen de este punto de vista.
1.- Natividad
Para poder investigar hechos astronómicos del pasado se requiere conocer la fecha en la que éstos pudieron darse con cierta exactitud. De modo que, como quiera que la Estrella de Belén apareció en tiempos de la Natividad, es necesario buscar informaciones y pruebas que puedan aclararnos cuando nació Jesús. Los escasos datos de los que disponemos son referencias bíblicas; a partir de ellas tendremos que acudir a la Historia para obtener datos concretos. Veamos pues de qué elementos disponemos.
1.1. Referencias Bíblicas
Sólo hay dos referencias en la Biblia acerca de la Natividad: la primera (y la más completa) la encontramos en el evangelio de San Mateo; luego podemos leer algunos versículos relacionados con la Natividad en el Evangelio de San Lucas.
Si comenzamos leyendo el Evangelio según San Mateo, podemos obtener las primeras notas que pueden servirnos para ir cercando la fecha del nacimiento de Jesús y de paso, encontramos la primera referencia a la Estrella de Belén:
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él." (Mateo, 2. 1-3)
Por otra parte el Evangelio según San Lucas nos dice:
"Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirinio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuando era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba en cinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño" (Lucas, 2. 1-8)
No hay más que prestarle un poco de atención a estos textos para sacar algunos detalles. Según se indica, al nacer Jesús:
1.- Reinaba Herodes.
2.- Se estaba realizando un censo de población.
3.- Cirinio era gobernador de Siria.
Detalles que la historia nos explica y desarrolla:
1.- Herodes el Grande reinaba en Judea, nació el 73 a.C. y según los historiadores modernos se sabe que murió después de un eclipse de Luna que pudo verse desde Jericó y antes de la Pascua Judía. Según sabemos, dicho eclipse puede corresponderse con el sucedido el l3 de marzo del año 4 a.C. Con lo cual Herodes el Grande pudo haber muerto a finales de marzo o principios de abril de dicho año. Por tanto podemos establecer una primera cota en las fechas: la Natividad debió acontecer antes del 4 a.C. Ahora bien, si volvemos al Evangelio de Mateo tenemos que:
"Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos." (Mateo, 2. 16)
Si el hecho es así, Jesús tendría como mucho dos años al dictar Herodes la degollación de los santos inocentes. Por lo que, basándonos en el Evangelio de Mateo, podríamos hablar de una fecha para la Natividad entre el 7 a.C. y el 5 a.C.
2.- Realización de un censo. Se sabe que Augusto César mandó a realizar censos con carácter tributario en tres ocasiones durante sus cuarenta años de gobierno. Los censos fueron realizados en los años 28 a.C.; en el 8 a.C. y en el 14 d.C.
3.- Cirinio era gobernador de Siria. Hoy día conocemos que Cirinio o Quirinius fue gobernador de Siria no antes del 6 d.C. Aunque anteriormente desempeñó cargos gubernamentales desde los años 6 y 5 a. C. ¿Serían estos cargos a los que se referiría Lucas?
Así pues el margen de fechas que obtenemos del Evangelio de Lucas es más amplio: del 8 a.C. al 14 d.C.
1.2 Dionisio el Exiguo
Dionisio el Exiguo fue un monje y astrónomo que vivió en el siglo VI d.C. y que después de declinar el imperio romano pensó sustituir el calendario romano (basado por entonces en los años transcurridos desde la fundación de Roma) por otro cristiano que tomara como origen el nacimiento de Jesús. Así, el inicio de contar los años, o lo que conocemos por Era Cristiana, fue propuesto por éste astrónomo al Obispo Petronio allá por el año 531 d.C. en un intento de realzar la figura de Jesucristo en perjuicio de la de Diocleciano, emperador romano que persiguió constantemente a los cristianos.
El método que usó Dionisio se basó en confeccionar una tabla en la que aparecerían los emperadores romanos desde adelante hacia atrás, contando los años que habían gobernado cada uno de ellos. El método funciona pero Dionisio se equivocó. En primer lugar marcó el año del nacimiento de Jesucristo como el año 1 (origen, por cierto, de la polémica de finalización del siglo) y por tanto no se tuvo en cuenta al número cero y no contó tampoco que Augusto César gobernó con su verdadero nombre, Octavio, durante cuatro años. Así pues se deduce una diferencia de cinco años. Por lo cual, según el sistema de Dionisio, la fecha de la Natividad sería el 5 a.C.
Algunos investigadores, entre los que se encuentra Mark Kidger del Instituto de Astrofísica de Canarias, creen posible la determinación del 5 a.C. como el año en que nació Jesús. Es evidente que esta hipótesis conlleva cierta dosis de imprecisión y por eso se representa como tal. No obstante, la vamos a tener como fecha base en todo el trabajo.
Es más, algunos estudiosos del tema incluso arguyen que Jesús pudo nacer entre marzo y abril (inicios de la primavera al fin y al cabo) de ese año. Estos argumentos se basan en la referencia bíblica de Lucas de la falta de sitio en la posada y en la presencia de pastores vigilantes de sus manadas (Lucas, 2, 8; ver más arriba). Lo primero puede comprenderse si observamos que fue una fecha muy próxima a la Pascua Judía y el pueblo se dirigía a las ciudades para celebrarla. La explicación buscada para el último versículo citado, el de los pastores, no es más que una cuestión meteorológica y ganadera. Es evidente que es costosísimo dormir al raso en invierno y por otra parte solo se sacaban los rebaños en los meses primaverales, en los cuales, además, parían los rebaños. En invierno siembre estarían protegidos. A lo largo de la historia se han dado multitud de fechas por parte de teólogos y religiosos pero sin una base fija sobre la que argumentar.
Por último tampoco está de más hacer constar la polémica existente sobre el lugar del nacimiento de Jesús. No obstante para fines astronómicos y dada la extensión reducida de Israel podemos pasar por alto que Jesús naciera en Belén, Nazaret o, como argumentan algunos historiadores, Cafarnaún.
1.3 La Celebración de la Navidad
Desde un punto de vista anecdótico, si Jesús nació en primavera, ¿por qué celebramos la Navidad el 25 de diciembre?
Curiosamente éste día no tiene ninguna relación con Jesús ni con otro motivo religioso: era la fecha en la que se hacía una celebración pagana en conmemoración del solsticio del invierno. Ya sabemos que después del solsticio de invierno los días más oscuros han pasado, se empiezan a notar los días más largos, la temperatura dejará de ser tan fría en pocas semanas y el campo comenzará a prepararse para dar sus frutos. Este renacimiento del Sol siempre fue celebrado por distintas culturas desde tiempos inmemoriales y estaba asociado al nacimiento de dioses como Horus (Egipto)., Dionisio (Grecia), Baco (Roma), Mitra (India) o Buda (Oriente).
Hacia los años 352-366 parece que se comenzó a imponerse la celebración de la Natividad la noche del día veinticuatro al veinticinco de diciembre. Anteriormente algunas culturas la celebraban entre el seis (armenios) y el ocho de enero (egipcios y griegos fundamentalmente). La Iglesia en lugar de reprimir las fiestas paganas decidió absorberlas y reconvertirlas. De ésta forma, en la mitad del siglo IV los monjes griegos San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno fueron los influyentes personajes que hicieron posible que la Navidad la celebremos hoy el día veinticinco. En España venimos celebrando la Navidad en ésta fecha desde el año 380 después de ser aprobado en el concilio de Zaragoza. Hoy día la celebración de la Navidad se hace simultáneamente en casi todo el mundo cristiano a excepción de los armenios que siguen celebrándola el seis de enero.
Luego vinieron los belenes y los villancicos, (originarios de la Edad Media); el árbol de Navidad (de procedencia germana y del siglo XVIII); y las tarjetas navideñas (último tercio del siglo XIX). Invariable a los tiempos, todo acompañado de exquisitas comidas, regado por dulces licores y con un punto y final basado en el intercambio de regalos...
2.- Los Reyes Magos de Oriente
Pero los regalos tampoco es una costumbre cristiana. Era una costumbre pagana que fue absorbida por la Iglesia. Por otra parte, pese a que hoy día todos lo celebramos, tampoco tiene sentido atribuir esta costumbre al hecho bíblico de la entrega de regalos que hicieron los Reyes Magos al niño Jesús. Qué curiosos personajes debieron ser estos Reyes Magos que observaron la Estrella de Belén: ¿Quienes fueron? ¿De dónde procedían? ¿Qué vieron?
Si pocas pruebas teníamos en el caso de la Natividad pocas vamos a ir teniendo en lo que se refiere a los Reyes Magos. No existe en la Biblia ninguna referencia que nos permita contestar, aunque sea de manera concisa, a las preguntas planteadas al principio.
2.1 ¿Quienes fueron?
Las únicas citas que podemos sacar de la Biblia son las reflejadas en el Evangelio de San Mateo. Se inician con los tres primeros versículos ya transcritos al inicio de éste trabajo pero que, por homogeneizar, se vuelven a reproducir, ampliándose con el resto de versículos que mencionan a los Reyes Magos:
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron El oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. [...] Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén [...] Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; [...] Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino." (Mateo 2, 1-12).
No hay nada más. La tradición y la secuela que han dejado los Reyes Magos no debe tener otro lugar de partida más que el que hemos expuesto. Con esto en mente, la primera y evidente conclusión que sacamos es el hecho de que no se menciona cuantos fueron y mucho menos que fueran Reyes. Solamente se habla de magos.
El término mago procede del griego, magoi. Un magoi significa matemático, astrónomo y astrólogo. Por entonces la Astrología y la Astronomía no estaban separadas, como hoy felizmente lo están, de manera que los designios humanos podían saberse si se estudiaban cuidadosamente las estrellas. Si tomamos en cuenta esta traducción y las citas de Mateo podemos considerar a los Reyes Magos como hábiles observadores del cielo.
El título de monarcas no tiene base sostenible y procede de una cita del teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (ca.160-220) basándose en el siguiente texto del Salmo Proverbio para Salomón:
"Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá de Seba ofrecerán dones." (Salmo 72, 10)
Tertuliano afirmó que los magos debían ser Reyes que procederían de Oriente y en los siglos siguiente la visión monárquica de estos magos se fue imponiendo permaneciendo hasta nuestros días.
Por otra parte el número de Reyes Magos tampoco se cita con exactitud. En distintas representaciones iconográficas realizadas en templos durante los siglos III y IV aparecen dos, tres y hasta cuatro magos. Otras fuentes cristianas (sirias y armenias) pensaron en doce Reyes al relacionarlos con las doce tribus de Israel o con los doce apóstoles. Los cristianos egipcios creían que eran sesenta. En el siglo tercero, el teólogo Orígenes (185-253) indicó que los Reyes Magos eran tres. Al fin y al cabo son tres los regalos que se nombran en el Evangelio de San Mateo: oro, incienso y mirra. En el sirio y apócrifo Evangelio de la Infancia se dice que eran tres hijos de Reyes y además adoradores del fuego y de las estrellas lo cual al menos nos deja con cierta confianza al entender que algo sabrían de Astronomía.
2.2 ¿De dónde procedían?
Como veremos en éste apartado, el lugar desde donde iniciaron su viaje a Belén no deja de ser importante para poder extraer información acerca de lo que vieron.
Tradicionalmente se considera que eran babilonios, entre otras cosas por algunos puntos en común con el pueblo judío y porque el resto de Israel estaba rodeado por el Imperio Romano. Pero, como en cualquier punto que se quiere abordar de estos temas, surgen contradicciones. Muchos investigadores los consideran originarios de Persia (la actual Irán) partiendo de la base de que muchas leyendas que contiene hoy día la Navidad proceden de costumbres anteriores al cristianismo. Por ejemplo los sacerdotes persas del siglo V y VI a.C. también le ofrecían a su dios (Ahura-Mazda) oro, incienso y mirra. Un escritor español Clemente Aurelio Prudencio los situó en Persia; al igual que se cita en el Protoevangelio de Santiago (Evangelio Apócrifo). Tampoco ha de considerarse Persia una idea alocada pues también está al este de Israel, a unos 1800 kilómetros, el doble de la distancia que separa Jerusalén de Babilonia.
Algunas pinturas afianzan también esta posición. Una de las más famosas es la existente en un mosaico situado en la iglesia de San Apolinar el Nuevo, en Rávena (Italia) que aquí reproducimos. En ella pueden encontrarse a los tres reyes (obsérvese que no hay ningún rey negro) con una indumentaria persa compuesta por capa y gorros frigios característicos por su punta inclinada hacia delante. Por cierto que también aquí aparecen por primera vez sus nombres, pero esto es otra historia...
Mosaico de Ravena
Mosaico de la Iglesia de San Apolinar el Nuevo en Rávena, Italia (s. VI)
Por último otras leyendas con cierto contenido histórico dicen que los persas, al invadir Jerusalén a principios del siglo séptimo, no cometieron ningún sacrilegio en la iglesia de la Natividad porque allí vieron una inscripción con la Adoración de los Reyes Magos y al ver a estos con un vestido similar al suyo declinaron atacar el templo. Marco Polo, por su parte, también escribió cuando visitó la ciudad iraní de Saveh, que sus habitantes le aseguraron que era el lugar originario de los Reyes Magos e incluso que aún se hallaban allí sus cuerpos incorruptos. Se dice que estos restos están repartidos hoy día entre dos ciudades europeas, pero esto, también es otra historia...
Aquí, en cambio podríamos pensar en un detalle. Apenas existe una cultura astronómica persa mientras que la tradición astronómica en Babilonia tuvo sus orígenes en el tercer milenio antes de Cristo. Los babilonios fueron casi los primeros en realizar observaciones astronómicas precisas destacando entre sus logros, la división del día en 24 horas (hacia el tercer milenio a.C.); el cálculo de la duración media entre dos fases lunares (siglo III a.C.); periodicidad de los eclipses solares: El Ciclo de Saros (s. III a.C.); etc. Además dieron nombres a muchas constelaciones, algunos de los cuales (los que corresponden a las constelaciones zodiacales) seguimos usando hoy día con las lógicas modificaciones lingüísticas.
Si los Reyes Magos hubieran sido persas, una estrella más o menos no sería motivo para alarmarles, pero siendo babilonios (o procedentes de Babilonia) no sólo se alarmarían si vieran un acontecimiento astronómico importante sino que también contaríamos con la baza de que sabrían discernir entre algo común y cotidiano y algo verdaderamente destacable.
Existen algunas opiniones que sitúan a Persia como país de origen de los Reyes Magos pero sin ocultar su procedencia babilónica. Como quiera que Babilonia invadió vorazmente Jerusalén seis siglos antes de Cristo y se llevó muchísimos judíos como prisioneros, (hasta tal punto que siglos después los judíos formaron una buena parte de la población babilónica), el origen babilónico de los magos no sería más que el reducto de su verdadera ascendencia judía y de ahí su interés por la aparición de un Mesías que reinaría en su pueblo. ¿Rebuscada hipótesis en un mar de hipótesis? Es posible pero no nos queda otro remedio que navegar en el mar de la incertidumbre. Ojalá algún día el tiempo nos arroje resultados válidos.
2.3 ¿Qué vieron?
Partiendo de las referencias bíblicas de las que disponemos lo único que podemos saber acerca de lo que vieron los Reyes Magos es lo contenido en el Evangelio de San Mateo 2, 1-9, en ningún otros se hace referencia a la Estrella de Belén. En concreto:
"(...) ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. (...)[...] Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén (...) Ellos [los reyes] habiendo oído al rey, [Herodes] se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iban delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño"
La única cita en los evangelios contenidos en la Biblia es ésta. Pero en el Protoevangelio de Santiago se indica algo curioso. Herodes pregunta a los Reyes Magos sobre la estrella, los monarcas contestan:
"Una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre estas estrellas y las deslumbró de tal manera que ya no lucían y así supimos que un Rey había nacido en Israel."
Es ineludible que con tan pocas y escuetas referencias bíblicas no tenemos más remedio que empezar buscando más información, citas, comentarios o gráficos en un tiempo relativamente próximo al nacimiento de Jesús. Por ejemplo pasemos a una referencia de uno de los discípulos de los apóstoles: San Ignacio de Antioquía. En una de sus epístolas San Ignacio hizo en el siglo I una referencia a la estrella de Belén en los siguientes términos:
"...un astro brillaba en el cielo más que todos los restantes, su situación era inexplicable, y su novedad causaba asombro. Los demás astros, junto con el Sol y la Luna, formaban un coro en torno a este nuevo astro, que los superaba todos por su resplandor. La gente se preguntaba de dónde vendría este nuevo objeto, diferente de todos los demás."
Verdaderamente lo que quiera que fuese debió ser realmente espectacular. El teólogo Orígenes comentó en el siglo III:
"...yo creo que la estrella que apareció en Oriente era de una especie nueva y que no tenía nada en común con las estrellas que vemos en el firmamento o en las órbitas inferiores, sino que, más bien, estaba próxima a la naturaleza de los cometas... He aquí pruebas de mi opinión: se ha podido observar que en los grandes acontecimientos y en los grandes cambios que han ocurrido sobre la Tierra han aparecido astros de este tipo que presagiaban: revoluciones en el Imperio, guerras u otros accidentes capaces de trastornar el mundo... Así pues, si es cierto que se vieron aparecer cometas o algún otro astro de esta misma naturaleza con ocasión del establecimiento de alguna nueva monarquía, o en el transcurso de algún cambio importante en los asuntos humanos, no debemos extrañarnos de que haya aparecido una nueva estrella con ocasión del nacimiento de una persona que iba a originar un cambio tan radical entre los hombres."
Quizás esto no sea una información de utilidad pero es indudable que Orígenes, como respondiendo a su nombre, es de los primeros en preguntarse por el "origen" de la estrella de Belén.
Pero es muy poco. Se vio en oriente, se movió, era la más brillante de todas las estrellas, pudo tratarse de un cometa... Poca información tenemos pero ¿falta alguna estrella de Belén en algún Nacimiento? ¿Fue una invención? ¿Existió en realidad? ¿Cuánto tiene de leyenda? ¿Qué pudo ser lo que se observó en Belén? Es preciso explorar más para ahondar en lo que pudo o no pudo ser la Estrella de Belén. Pasemos pues a la acción.
3.- La Estrella de Belén
3.1 Estrellas Anunciadoras
Desde el principio de los tiempos los hombres de todas las culturas han visto en el cielo su ayuda para poder saber cuando plantar o recoger ganado y también ha interpretado distintos acontecimientos astronómicos (cometas, novas, eclipses...) como símbolos de acontecimientos desastrosos, malos tiempos por llegar o como presagio de algo grande que estuviese a punto de suceder.
Por otra parte también las religiones han relacionado sus divinidades con estrellas o planetas. En el antiguo Egipto las crecidas del Nilo y el renacimiento anual de Osiris venían anunciadas por el orto helíaco de la estrella Sirio (primera aparición anual de la estrella en el cielo). Las culturas centroamericanas consideraban al planeta Venus como la metamorfosis del dios Quetzalcóalt, de éste modo cada vez que reaparecía el planeta se celebraban grandes ceremonias en el famoso templo azteca de Tenochtitlán. El mismo Buda nació también bajo la luz fulgurante de alguna estrella, al igual que Krisna. Incluso existen leyendas romanas que hablan de la aparición de una estrella al nacer el emperador romano Julio César y la de un cometa al morir éste.
No es de extrañar, por ésta parte, que la Estrella de Belén tenga una buena dosis de verdad al relacionarla con tan histórico acontecimiento. Pero no hay que pasar por alto que existe también la posibilidad de que sea un mito. Un hecho para dar mayor grandiosidad al nacimiento de Jesús. Incluso si queremos ser consistentes con nosotros mismos, no tenemos más remedio que indicar una segunda opción: un suceso fruto de un milagro divino. De cualquier forma si la estrella de Belén es un mito o un suceso sobrenatural no podemos darle ninguna explicación científica y, por consiguiente, el suceso quedaría zanjado de inmediato. Pero ¿y si existió? ¿qué pudo ser? Dediquémosnos a ver a continuación las distintas hipótesis existentes acerca de la naturaleza de la estrella de Belén.
3.2 ¿Un cometa?
Si miramos cualquier Belén o Nacimiento no faltará nunca la estrella de Belén. Seguro que si le pidiéramos a un grupo de personas que nos hiciera una estrella para colocarla en el Belén, una mayoría (sino la mayoría) la dibujaría con la misma forma. Un cuerpo con cinco, seis o muchas puntas acompañado de una cola acabada en dos, tres o varias terminaciones filamentosas. No hay duda: están pintando un cometa. ¿Por qué?
La Adoracisn de los Reyes Magos - Giotto La aparición de cometas como símbolo de la estrella de Belén es un hecho procedente de la Edad Media y claramente representado en el cuadro La Adoración de los Reyes Magos pintado por el italiano Giotto di Bondone sobre el año 1304. Giotto pintó su "estrella de Belén" en el cuadro, probablemente por la sorpresa que le habría supuesto la aparición en 1301 del cometa que hoy conocemos con el nombre de Halley. La iconografía fue adaptando poco a poco esta figura en todas las escenas que hacían referencia a la Natividad y, de alguna u otra forma, nos ha llegado a nuestros días.
No obstante, independientemente de lo que pintara Giotto, es indudable que un cometa puede considerarse como un candidato firme para aspirar a ser estrella de Belén. Existían algunas teorías que señalaban al cometa Halley como el cuerpo que fue visible en aquellos tiempos de la Natividad, pero hoy día sabemos que el cometa fue visible, efectivamente, pero allá por el año 12 a.C. Además, su fulgor -pese a ser brillante- no habría sido especialmente sobrecogedor ni habría superado en brillo al resto de estrellas. Si tomamos al 5 a.C. como la fecha de la Natividad ésta hipótesis no es coherente y la descartamos.
¿Y otros cometas distintos al Halley? Es posible. Los astrónomos chinos y, en menor medida, los coreanos tienen reconocida fama por apuntar todo aquello que veían en el cielo. Sus crónicas son de gran ayuda para los historiadores de la Astronomía y en los últimos tiempos se han dedicado muchas horas de trabajo para comprender mejor estos textos orientales con la ayuda de expertos filólogos. Existe un texto chino en el que se da una cita bastante curiosa:
"Segundo reinado de Chihien-pying, segundo mes, un hui-hsing apareció en Chien-niu durante más de 70 días"
El segundo reinado de Chihien-pying se corresponde con los meses de marzo y abril del año 5 a.C.; un hui-hsing es una manera de destacar una estrella con cola, un cometa; y Chien-niu es un nombre dado por los chinos a un grupo de estrellas que comprendía la zona del norte de las estrellas Alpha y Beta de la actual constelación de Capricornio.
Hasta aquí todo parece coincidir pero hay ciertas dudas. Primeramente los chinos no hacen ninguna declaración en la que figure un movimiento en el cielo del astro, (recordemos que las citas bíblicas aluden a tal movimiento). Si efectivamente se trata de un cometa, en 70 días ha tenido tiempo más que suficiente para desplazarse, de manera considerable, por toda la bóveda celeste. En segundo lugar hay que tener en cuenta que cuando en 1572 explotó la supernova que hoy conocemos como de Tycho, los chinos también la observaron y en sus crónicas la citan como un hui-hsing. Lo que quiere decir que cabe la duda de que los chinos llamaran a un hui-hsing tanto a un cometa como a una estrella bastante brillante.
Por lo demás existen ciertos indicios de la aparición de dos cometas entre los años 6 y 4 a.C. que pudieron ser visibles desde Oriente, pero no existe una evidencia lo suficientemente clara que señale que dichos cometas fueran muy brillantes. De hecho las crónicas chinas han anotado observaciones de cometas poco brillantes y que, pese a poder ser vistos sin dificultad por el ojo humano, no destacaron demasiado.
3.3 ¿Una Supernova?
Otra posibilidad planteada es la aparición de una supernova en los cielos. Una supernova es una estrella muy masiva que aumenta bruscamente su luminosidad, de tal forma que no es posible que pase inadvertida en el cielo.
Ciertamente es difícil que la estrella de Belén pudiera interpretarse como una supernova. La explicación es clara. Cuando una estrella se convierte en una supernova, su estadio final es una envoltura gaseosa que va expandiendo con el tiempo. Con los telescopios y radiotelescopios que existen hoy día, es fácil observar donde se encuentra éste remanente de supernova. Por ejemplo, en el año 1054 astrónomos chinos observaron una estrella tan brillante que incluso fue visible durante el día. Tycho Brahe también observó otra supernova en 1572 de éstas características. El resultado de la explosión de ambas estrellas (llamado remanente) pueden observarse hoy día. En el caso de la estrella de los chinos lo que hoy se observa es la Nebulosa del Cangrejo o M1 situada en la constelación de Tauro y visible con pequeños telescopios. La estrella de Tycho es la radiofuente B Cas situada en la constelación de Casiopea, aunque ésta última requiere instrumentos de gran envergadura para ser localizada.
Nebulosa del Cangrejo (Observatorio Lick)
Con esto en mente, la posibilidad de que la estrella de Belén fuera una supernova podemos descartarla definitivamente.
3.3 ¿Un planeta?
Si alguna vez miramos al cielo en una noche más o menos clara podremos ver una gran cantidad de estrellas. Si nos fijamos con atención existirán algunas que no tienen el titilear propio de las estrellas: y es que no lo son, se trata de planetas. No nos debe sorprender su gran brillo pues los planetas visibles a simple vista reflejan la luz que reciben del Sol desde una distancia relativamente corta a escala astronómica. Dos planetas son especialmente brillantes: Júpiter y Venus.
Júpiter es visible durante éste invierno de 1999 algo alto durante las primeras horas de la noche, además el objeto brillante que no titilea- que tiene muy cerca es Saturno, aunque como podremos comprobar, brilla con menor intensidad que Júpiter. Por otra parte, si nos levantamos muy temprano y aún es de noche, podremos ver al planeta Venus con un brillo cegador hacia el este. Debemos recordar que Venus es el objeto celeste más brillante que puede verse en el cielo una vez que descartemos a la Luna.
Es posible de esta forma que pudiera confundirse la estrella de Belén con algunos de estos planetas y algunos investigadores así lo creen. Pero debemos tener en cuenta que estos objetos han sido observados con cierta exhaustividad desde tiempos inmemoriales (dos milenios antes de Cristo como mínimo) y eran sobradamente conocidos. De modo que resulta un poco extraño que el objeto que le llamara la atención a los Reyes Magos fuera un planeta. Si de verdad eran sabios y conocían el cielo, los planetas lo considerarían como un objeto celeste rutinario.
No obstante algunas veces debido al movimiento aparente en el cielo de los planetas puede darse que dos planetas se encuentren tan juntos en el cielo que incluso en ocasiones (las menos), ambos cuerpos sean indistinguibles a simple vista. Este tipo de situaciones reciben el nombre de conjunciones planetarias. Aunque la posibilidad de que se den es más pequeña, puede suceder que en lugar de dos sean tres los planetas que estén muy cerca en el cielo. Dichas conjunciones planetarias han sido consideradas a lo largo de la historia como el acontecimiento astronómico que inició la marcha de los Reyes Magos a Belén. Veámoslo a continuación.
3.4 ¿Una conjunción de planetas?
El primero en proponer una conjunción planetaria como estrella de Belén fue el astrónomo alemán Johannes Kepler. En 1604, Kepler observó una supernova en la constelación de Ofíuco que le dejó perplejo. Sugirió que una estrella similar a la que él habría observado podría haber sido lo que anunciara el nacimiento de Jesús. Además, meses atrás había observado una conjunción planetaria entre Júpiter y Saturno visible en la constelación de Piscis. Al ver meses después la nova, pensó que ambos acontecimientos debían estar relacionados. Como buen matemático que era, se dispuso a calcular las conjunciones planetarias que habían podido observarse en los tiempos próximos a la Natividad encontrando una particularmente interesante: En el año 7 a.C. Júpiter y Saturno tuvieron un acercamiento aparente en el cielo muy destacado y también lo hicieron en la constelación de Piscis. En esa ocasión Saturno y Júpiter se acercaron y alejaron mutuamente hasta tres veces (conjunción triple) durante un período de seis meses. Debió ser magnífico ver ese espectáculo.
Kepler, dentro de la aureola de misticismo que le rodeó durante toda su vida, creía en la Astrología (algo que en su edad madura le causó bastantes problemas) por lo que no le resultó difícil creer que los Reyes Magos pudieron interpretar el hecho como: Un nuevo gran Rey (encarnado en la figura del planeta Júpiter) que traerá justicia (simbolizada por Saturno) está a punto de nacer entre los judíos (la constelación de Piscis está relacionada con los acontecimientos bíblicos de la separación de las aguas del Mar Rojo que hizo Moisés así como de su rescate de las aguas; de ahí procede su relación con su pueblo natal).
Evidentemente es una interpretación realizada con argumentos astrológicos, o sea, sin base científica sostenible, pero no debemos olvidar que tanto en tiempos de Kepler como en los de la Natividad, lamentablemente la creencia en la Astrología era mayoritaria y la observación de una conjunción como la del año 7 a.C. indudablemente daría que pensar a los vigilantes del cielo. De hecho también les tuvo que causar quebraderos de cabeza a los babilonios pues se han encontrados en Sippar, Irak, unos textos babilonios escritos sobre unas tablas de arcilla (ver la reproducción de la imagen) en las que se ha podido leer la especial atención que le dedicaron los babilonios a ésta característica conjunción planetaria. Con estos datos en la mano, otros investigadores del hecho como Stauffe y David Hughes reincidieron a partir de mediados de éste siglo en ésta misma hipótesis.
Tablilla Babilsnica
Con los sistemas informáticos actuales es posible calcular en poco tiempo qué conjunciones planetarias especialmente llamativas pudieron ser visibles desde Babilonia en una fecha dada. Si marcamos un margen de años próximos a la Natividad el resultado que nos dan los ordenadores es de dos conjunciones planetarias además de la propuesta por Kepler. La primera se dio en agosto del año 3 a.C. entre Júpiter y Venus y la segunda en junio del 2 a.C. entre los mismos planetas.
Roger Sinnot, uno de los articulistas más destacados de la revista astronómica americana Sky & Telescope, propuso en 1968 que la conjunción dada en el año 2 a.C. fue la estrella de Belén basándose en el hecho de un acercamiento de ambos planetas tan próximo, que resultaría imposible distinguir los dos planetas a simple vista, con lo cual lo que se observaba en el cielo sería un punto de luz brillantísimo. Además, Sinnot se basa en que ésta conjunción pudo verse durante buena parte de la noche y que fue visible en la constelación de Leo y cerca de su estrella más brillante Régulo, lo que se relacionaba con los comentarios proféticos de la venida del Mesías.
Es obvio que estas conjunciones se dieron, pero la idea más extendida es aquella que sustenta el que, o bien, se dieron antes del nacimiento de Jesús, o bien, después. Sin embargo, aunque sean descartables pudo ser que tuvieran cierta influencia en acontecimientos astronómicos posteriores, en especial la conjunción del 7 a.C.
3.5 ¿Una lluvia de estrellas fugaces?
Existen otras curiosas hipótesis que incluyen meteoros, bólidos y lluvias de estrellas fugaces. El divulgador astronómico británico Patrick Moore ha propuesto que la estrella de Belén bien podría tratarse de un bólido especialmente luminoso, el cual diera la señal a los magos para iniciar su viaje. Un bólido es un meteoro muy brillante que se hace visible en el cielo durante pocos segundos y que destaca muchísimo por su alto brillo. Moore introdujo posteriormente otro bólido que habría aparecido en Belén a la llegada de los magos explicándose de ésta forma el texto bíblico. El primer bólido iniciaba el viaje, el segundo anunciaba el destino final. No es difícil que esto pudiera darse realmente pero los bólidos, a pesar de su espectacularidad, son fenómenos astronómicos relativamente comunes y los magos deberían conocer estos fenómenos sobradamente.
Patrick Moore anotó otra hipótesis alternativa. En la primera década de éste siglo se pudo observar desde Inglaterra una lluvia de estrellas fugaces bastante particular. Se inició con un meteoro brillante, después un segundo meteoro siguió el mismo sentido que el primero, luego un tercero hizo lo mismo y así sucesivamente. Nunca se ha vuelto a ver una lluvia con éstas características.
La nueva hipótesis apunta a que una lluvia como ésta, (hoy la llamamos Cirílidas) hubiera sido el punto culminante para la partida de los magos hasta Belén. ¿Y en Belén? ¿Se daría otra similar? Esta hipótesis no es demasiado plausible astronómicamente... Particularmente considero que si se hubiera dado un fenómeno así de particular, las narraciones de Mateo habrían tomado otro cariz y la descripción de la estrella de Belén habría sido bien distinta.
3.6 ¿Una nova?
Antes sugerimos una supernova como un candidato ideal para ser la estrella de Belén. Hubiera sido, cuanto menos, curioso. Pero ¿y si en lugar de ser un objeto tan espectacular como una supernova fuera una nova?
Una nova es una estrella que, como consecuencia de las reacciones nucleares explosivas que se dan en las capas más superficiales de la estrella, sufre un aumento de brillo considerable aunque no se acerca al excepcional aumento que sufren las supernovas.
Las crónicas coreanas nos cuentan algo interesante que sucedió en el año 4 a. de C.: "Año 54 de Hyokkose Wang, segundo mes, Chi-yu, un po-hsing apareció en Ho-Ku" [ Historia de los Tres Reinos - La Crónica de Silla (Samguk Sagi)]
Nova Cygni - Si el término Chi-yu es considerado como una mala interpretación de I-yu como sugieren el grupo de investigadores ingleses compuestos por David Clarke, Parkinson y Richard Stephenson, la fecha en la que nos encontramos es a finales de marzo del año 4 a.C. Un po-hsing es un cometa sin cola o una estrella brillante. (Recordemos que los hui-hsing chinos era cometas con cola) Por último Ho-Ku es un asterismo de estrellas que los coreanos nombraban y que hoy sabemos ocupaba una parte de la constelación del Águila.
Este testimonio hace que volvamos la vista atrás y recordemos el testimonio chino de la observación de un hui-hsing. Según los investigadores ingleses citados anteriormente, el po-hsing coreano aparecido a finales de marzo del 4 a.C. y el hui-hsing chino aparecido a finales de marzo/principios de abril del 5 a.C. son: o el mismo objeto u objetos bien distintos aparecidos en la misma época con una diferencia de un año entre uno y otra aparición.
La primera alternativa puede basarse en un error de fecha y en la consideración de que los chinos usaran su vocablo hui-hsing para designar también estrellas o cometas sin cola, algo que, como vimos en el apartado de los cometas, no es tan difícil.
Si fueran objetos distintos es difícil creer que los chinos no anotaran la observación de un fenómeno tan espectacular dada su continuidad más que probada en éste sentido. A menos que el objeto no fuera tan espectacular...con lo cual no debería entrar como candidato a ser estrella de Belén.
Stephenson cree que definitivamente ambos objetos son el mismo y que apareció en el año 5 a.C. Esta es una hipótesis que cuenta con cierta validez creyéndose que el objeto no fue un cometa sino una nova de un brillo destacado para ser advertida con sorpresa por los Reyes Magos pero no tan diferenciador para la gente sin conocimientos astronómicos. Además, el hecho de que se mantuviese visible en el cielo, sin moverse aparentemente de la constelación, excluye la posibilidad de que se trate de un cometa.
Por las anotaciones chinas y coreanas dicha nova pudo aparecer en una zona delimitada por las constelaciones del Águila y Capricornio, en concreto en una región de unos cinco o seis grados centrada en la estrella Theta de dicha constelación. El objeto sería visible al amanecer en el Este. A medida que pasaba el tiempo estas constelaciones se harían visibles más tiempo antes de que saliera el Sol hasta que, en unos tres meses, el objeto podría ser visible hacia la medianoche en el Sur en lugar del Este. Con lo cual el objeto sería visto por los Reyes Magos en el este (como dice el evangelio de San Mateo), y luego señalaría la posición de Belén desde Jerusalén. Por otra parte, David Hughes piensa que la traducción desde el griego original del evangelio de San Mateo tiene un error debido a una diferencia muy sutil de las palabras y por tanto, en lugar de leerse en el este ha de leerse en la primera luz del alba. Dato que refuerza ésta hipótesis. Así pues según estos investigadores la estrella de Belén debía ser una nova que aconteció en el año 5 a.C. y que fue visible entre las constelaciones del Aguila y Capricornio.
En cuanto al tiempo de visibilidad de la estrella, recordemos que los chinos anotaron que fue visible durante más de 70 días. Si los Reyes Magos vinieron de Babilonia (unos 900 km.) les daría tiempo suficiente para llegar a Belén, pero ¿y si vinieran de Persia? El investigador Kukarkin mantiene que la nova no pudo verse durante más tiempo en China porque el monzón chino habría impuesto unas duras condiciones meteorológicas durante varias semanas. Fuera de la zona china la estrella podría haber sido visible durante más días de manera que si los magos hubieran iniciado el viaje en Persia también les habría dado tiempo a llegar.
Zona de la Nova?
Zona del cielo en la que se supone pudo aparecer la nova registrada por los chinos hacia el año 5 a.C
3.7 Otras hipótesis
Algunos astrónomos como Mark Kidger (investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias) o Humphreys (de la Royal Astronomical Society) disponen de una hipótesis no centrada en un objeto u acontecimiento en concreto, sino en varios.
Su hipótesis se basa en centrarnos primeramente en la conjunción planetaria del año 7 a.C.; Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis le habría llamado poderosamente la atención a los Reyes Magos como ya hemos explicado. Posteriormente en el año 6 a.C. Marte, Júpiter y Saturno se agruparon muy cerca entre ellos en una zona del cielo reducida (no se trata de ninguna conjunción) de nuevo en la constelación de Piscis. Si bien el suceso no tuvo nada en especial los Reyes Magos estaban ya sobreavisados, así que a la menor señal de alarma, iniciarían la partida. Algo que llegaría con la nova del año 5 a.C la cual se mantendría visible durante más de 70 días, tiempo suficiente para que los Reyes Magos llegaran a ver a Jesús. De ésta forma Kidger y Humphreys sitúan a la Estrella de Belén como una sucesión de acontecimientos astronómicos sucedidos durante dos años.
martes, 29 de diciembre de 2009
China descubre la tumba de su 'rey de Roma, por la puerta asoma'
Arqueólogos chinos han descubierto una gran tumba del Siglo III, que dicen podría ser la de Cao Cao, el legendario político y general reconocido en todo el este de Asia por sus tácticas maquiavélicas.
| EUROPA PRESS
ULa tumba (que se muestra en la imagen), descubierta en la aldea de Xigaoxue cerca de la antigua ciudad china de Anyang, en la provincia de Henan, tiene un epitafio y una inscripción que parece referirse a Cao Cao, según el canal de televisión Central China.
n proverbio chino, "habla de Cao Cao y él aparecerá", es el equivalente a "hablando del rey de Roma" en español.
Cao Cao fue el último canciller de la dinastía Han del este, quien formó su propio estado durante el revuelo político del período de los Tres Reinos. Murió en el 220 después de Cristo en Luoyang, capital de la dinastía Han del este, y fue nombrado de manera póstuma como emperador del estado de Wei que él fundó.
En la tradición popular china, varias anécdotas hablan sobre lo despiadado, astuto y la sagacidad política y militar de Cao Cao.
La tumba contiene el cuerpo de un hombre de unos 60 años, correspondiente a la edad a la que falleció Cao Cao, y dos mujeres.
martes, 22 de diciembre de 2009
El té verde es un buen remedio contra la tristeza
Los ancianos que beben varias tazas de té verde al día son menos propensos a sufrir depresión, probablemente debido a un químico que contiene y que hace sentirse bien, dijeron investigadores japoneses.
REUTERS
Varios estudios han vinculado la ingesta de té verde con la reducción de problemas psicológicos y el doctor Kaijun Niu, de la Escuela Universitaria de Tohoku, y algunos compañeros de equipo descubrieron que los hombres y mujeres de 70 años y más que bebían cuatro o más tazas de té verde al día tenían un 44 por ciento menos de probabilidades de padecer síntomas de depresión.
El té verde es consumido de forma generalizada en muchos países asiáticos, incluidos China y Japón.
Niu y su equipo investigaron a 1.058 hombres y mujeres relativamente sanos. Alrededor de un 34 por ciento de los hombres y un 39 por ciento de las mujeres tenían síntomas de depresión, según el estudio que fue publicado en la edición de diciembre del American Journal of Clinical Nutrition.
Un total de 488 participantes dijeron que bebían cuatro o más tazas de té verde al día, 284 dijeron que tomaban de dos a tres tazas diarias, y el resto dijo tomar una o menos.
Según los investigadores, el aparente alivio de los síntomas de la depresión al tomar té no se veía influido por el estatus económico, el sexo, la dieta, el historial médico o el uso de antidepresivos.
En contraste, no hubo asociación entre el consumo de té negro, té oolong o café, y la reducción de síntomas de la depresión.
Un componente del té verde, el aminoácido teanina, que se piensa que tiene un efecto tranquilizante para el cerebro, podría explicar el ''efecto beneficioso potencial'' mostrado en el estudio, según dijo Niu en un correo electrónico a Reuters.
Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar si una mayor ingesta de té tiene de hecho efectos antidepresivos, dijeron los investigadores.
martes, 15 de diciembre de 2009
Un nuevo modelo físico propone que el tiempo es sólo una ilusión
Es posible que el espacio y el tiempo no tengan otra naturaleza que la que les asignemos por convención
Son conceptos tan básicos que se resisten a ser definidos, y, sin embargo, sobre ellos se basa toda nuestra ciencia. ¿Qué son el espacio y el tiempo? Su interpretación ha variado a lo largo de la Historia y aún hoy es posible que una nueva manera de comprenderlos provoque la próxima revolución científica. Ya tenemos ejemplos como Julian Barbour, que propone un modelo serio de física alternativa en la que el tiempo no existe más que como una ilusión en nuestras mentes. Es posible que el espacio y el tiempo no tengan otra naturaleza que la que les asignemos por convención.
l espacio y el tiempo son conceptos tan fundamentales que se resisten a ser definidos (como en la conocida cita de San Agustín: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si me lo preguntan, no lo sé”. Su naturaleza última está fuera del alcance de la ciencia y, sin embargo, toda la física se basa en ellos. Han evolucionado con la ciencia: el espacio y tiempo absolutos fueron esenciales para el desarrollo de la mecánica Newtoniana; un espacio-tiempo que depende del observador y que se ve deformado por la materia es el núcleo de la revolución traída por la Relatividad General.
Precisamente la Relatividad General, junto con la Teoría Cuántica de Campos (QFT) plantea un espinoso enigma a la ciencia actual, al no haberse encontrado ninguna teoría que las unifique. Pese a décadas de esfuerzo en varias líneas de investigación prometedoras (como las Supercuerdas), el proceso de unificación iniciado con las leyes de Maxwell no ha podido aún incluir con éxito a la Gravedad junto con las otras fuerzas. Es posible que la próxima revolución científica llegue con un cambio de paradigma que reconcilie las dos teorías enfrentadas con una nueva manera de comprender el espacio y el tiempo.
Como lo expresó Majid en su libro Espacio-tiempo cuántico y realidad física: “Está iniciándose un nuevo Renacimiento centrado en nuestra comprensión del espacio y el tiempo’’. Parece claro que la Ciencia necesita ayuda de la Filosofía, y que es indispensable en este punto identificar y analizar los supuestos que subyacen a las teorías dominantes actuales. Las viejas preguntas deben ser revisitadas con ojos nuevos: ¿Cuál es la naturaleza del espacio y el tiempo? ¿Son continuos o discretos? (y esta pregunta no tiene por qué tener la misma respuesta para ambos). ¿Son independientes de la consciencia? ¿Tienen sentido el espacio vacío o el tiempo sin cambio? ¿Cómo interactúan con la materia? La Filosofía ha reflexionado sobre estos problemas durante siglos. Revisar sus conclusiones nos puede proporcionar un buen punto de partida.
Breve historia de la filosofía del espacio y el tiempo
No es sorprendente que encontremos en Grecia los dos primeros ejemplos bien conocidos de filósofos del tiempo. Heráclito defendía que todo a nuestro alrededor se encontraba en un estado de constante fluir, que el cambio era lo único que permanecía. En la posición contraria, para Parménides, el cambio era una ilusión, ya que para él era lógicamente imposible.
Zenón, discípulo de Parménides, formuló las paradojas que le hicieron célebre. En ellas trataba de demostrar que el movimiento era imposible porque se componía de la suma de infinitas partes (por ejemplo, Aquiles no podrá nunca alcanzar a la tortuga a la que dio ventaja en una carrera, porque cuando llega al punto en el que se encontraba el reptil un instante atrás éste siempre ha avanzado algo más).
Aunque hoy en día estas paradojas nos resultan muy ingenuas, podemos sacar en claro que Parménides y Zenón asumían que el espacio y el tiempo eran continuos. Es más, éste es el caso de todos los filósofos naturales griegos bien conocidos, incluido Demócrito (para él sólo la materia estaba cuantizada, no el espacio infinito que la contenía).
Tres existencias
Platón propuso tres tipos diferentes de existencia: lo que es (material), en lo que se es (espacio), y por lo que se es (el modelo, la forma). Así que para él el espacio existía pero no de la misma manera que la materia.
Aristóteles afirmó que la existencia del espacio “la hace obvia el hecho de que las cosas puedan remplazarse”. Incluso propuso una definición: “El espacio ocupado por un objeto es la frontera estática más pequeña que lo contiene”. Sin embargo, el tiempo no tiene existencia real, ya que el pasado ya no existe y el futuro no existe todavía. Pese a ello, le dio una definición: “El tiempo es el número del cambio con respecto al antes y al después”. Esto implica que sólo existe en la mente, ya que “el tiempo es un tipo de número, y sólo el alma puede contar”.
Los teólogos medievales sostenían que Dios no existe en el tiempo sino en la eternidad, entendida como la existencia sin tiempo más que como tiempo sin principio ni final. Como lo expresó Boecio: “La eternidad es la posesión completa y perfecta de vida ilimitada en un único instante”. Es interesante notar que para los maestros medievales como San Agustín o Boecio, este ojo divino que lo ve todo en un mismo instante no suponía ninguna amenaza para la libertad. El conocimiento que Dios tiene del futuro no es equivalente al conocimiento humano de lo que está por venir, puesto que para Él, todos los momentos de la historia son equivalentes. Es útil mantener estas consideraciones en mente cuando reflexionemos sobre cosmologías sin tiempo como la de Barbour.
Kant interpretaba el espacio y el tiempo como nociones a priori que no son abstraídas por la experiencia, sino que son el marco que hace que ésta sea posible.
Newton creó definiciones precisas de los conceptos de movimiento, espacio y tiempo. De acuerdo con ellas, el tiempo fluye perfectamente uniforme, imperturbable. El espacio es absoluto, casi como un contenedor transparente que se extiende hasta el infinito. Concedió que sólo podían observarse movimientos relativos, pero afirmó que los movimientos absolutos podían deducirse a partir de ellos.
Vuelta al absoluto
Leibniz se oponía a este punto de vista, defendiendo una visión relativa del espacio donde sólo las distancias y velocidades relativas tenían significado físico real. Su correspondencia con el portavoz de Newton, Clarke, se siguió con interés. El argumento final de las discusiones fue un experimento donde un cubo de agua se hace girar. La curvatura que aparece en la superficie del líquido no responde al movimiento relativo entre el agua y las paredes del cubo sino claramente a la rotación absoluta. La discusión se considero cerrada a favor de la interpretación de Newton.
Hasta el siglo XIX no se volvió a sospechar de la noción invisible de espacio absoluto. Mach, científico brillante y empirista convencido, argumentó que el momento linear o angular de un objeto existe como consecuencia de su movimiento relativo con respecto al resto de objetos en el universo. Esto es lo que Einstein llamó el Principio de Mach. La inercia es entonces un concepto que se refiere no a cuerpos aislados, sino al universo en su totalidad.
Einstein se sintió inspirado por las leyes de Maxwell -que determinan la velocidad de la luz sin especificar con respecto a qué referencia- a postular que era la misma para todas. De hecho, todos los experimentos que habían intentado medir diferencias en la velocidad de la luz debidas a movimientos relativos con respecto al éter (como el experimento de Michelson-Morley) habían fracasado. Desde este punto de partida derivó un nuevo paradigma en el que todas las leyes de la Física son idénticas e independientes del observador.
El espacio y el tiempo están completamente entrelazados en el espacio-tiempo, y ya no son inmutables, sino que se ven deformados por la materia que contienen. Es su geometría, la que define la inercia ahora, ya que los marcos de referencia inerciales son los que siguen las geodésicas (caminos de mínima distancia) de este nuevo paisaje.
La Teoría de la Relatividad ha sido probablemente la transformación más profunda en nuestra comprensión del espacio y el tiempo, haciendo avanzar nuestro conocimiento de la Física. Ahora, la pregunta es si otro cambio en nuestra interpretación de estos conceptos puede traernos la próxima revolución. Quizá sus inicios están ya presentes en alguno de los modelos evocadores que presentamos en la siguiente sección.
El universo sin tiempo y otras perspectivas sugerentes
En esta sección presentamos algunas perspectivas interesantes que difieren de la interpretación convencional y que podrían desencadenar la próxima revolución científica. Exponemos la idea de universo eterno de Julian Barbour, junto con otras especulaciones provocativas de un grupo de respetados físicos contemporáneos.
Julian Barbour admitió que le fascinó leer en una de las obras de Mach: “Está totalmente fuera de nuestras capacidades medir cómo cambian las cosas en el tiempo. Más bien al contrario, el tiempo es una abstracción a la que llegamos a través de los cambios en las cosas”. Continúa sus reflexiones con la idea de que cuando medimos tiempo estamos en realidad midiendo distancia.
Utilizamos el ángulo cubierto por la manecilla del reloj para inferir el tiempo transcurrido. El tiempo solar es la distancia recorrida por el sol en el cielo. El tiempo sideral, lo que se han desplazado las estrellas. El tiempo atómico, las oscilaciones de un átomo de cesio. De hecho, es posible construir el reloj más sencillo analizando las trayectorias de tres cuerpos moviéndose inercialmente. Este reloj inercial fue presentado por primera vez por Neumann, y después lo desarrolló Tait. Con tres partículas, asumimos que una de ellas se encuentra en reposo.
Podemos utilizar la segunda como la manecilla del reloj, dividiendo en intervalos la distancia que cubre. Si suponemos que se mueve con velocidad unidad, es inmediato deducir la velocidad de la tercera partícula. De hecho, basta con tres instantáneas de un sistema inercial para definirlo completamente en estos términos y ser capaz de calcular todas las posiciones relativas de sus componentes, pasadas y futuras. Es importante caer en la cuenta de que estas instantáneas llegan sin ninguna información adicional que proporcione el momento en el que fueron tomadas.
Sistema sin tiempo
La posibilidad de describir un sistema (aunque fuera muy simple) sin tiempo es lo que inspiró a Barbour en su búsqueda de un modelo de universo eterno. Propone que el verdadero escenario del universo es el espacio de todas sus configuraciones posibles. Como estas configuraciones son eternas, da a este espacio el nombre de Platonia.
Todas las Platonias tienen un estado de mínimo tamaño y complejidad al que llama Alpha. Sin embargo, no hay Omega, ya que no existe ningún límite para el tamaño o la complejidad de lo que puede existir. Si trazamos una curva en Platonia, tendremos una posible historia del universo. De nuevo, no necesitamos del tiempo: como en la construcción de Tait, tener las posiciones relativas de los elementos es suficiente para definir una historia (y nada nos impide echar un vistazo a la posición relativa de las manecillas de nuestro reloj en cada punto de la curva).
Podemos definir distancias en Platonia como nos plazca, y, utilizándolas, trazar curvas de longitud mínima o geodésicas a través de su paisaje. Algunas definiciones de distancia son especialmente interesantes, ya que Barbour consigue derivar de ellas historias que son coherentes con las leyes de Newton o, con una definición más sofisticada, incluso con la Relatividad. Así, parece posible reformular la Mecánica por completo sin necesidad del tiempo.
Sin embargo, nuestra experiencia nos indica que el tiempo sí existe. Barbour intenta explicar el origen de esta persistente ilusión. En Platonia todas las posibles configuraciones del universo existen eternamente. Sin embargo, estas configuraciones aparecen con distinta intensidad.
Describe una bruma que se concentra en las mejores soluciones de la ecuación del universo, de una manera que recuerda a las probabilidades de la Mecánica Cuántica. Las soluciones que resuenan mejor son las que tienen más coherencia interna. Esta coherencia interna se manifiesta en la creación de lo que él define como cápsulas del tiempo.
Una cápsula del tiempo es un patrón estático que crea o codifica la apariencia de movimiento, cambio o historia. Por lo tanto, nuestra impresión de tiempo y movimiento sólo se debe a las huellas que deja, que son en realidad eternas, y a los recuerdos en nuestra consciencia que son también patrones eternos.
Bradbury imagina que el universo tiene probablemente una tendencia a encontrar más apropiadas las soluciones con más estructura. Esto hace que los universos que contienen consciencias sean los preferidos (ya que nada hay más complejo que la consciencia). Esto podría explicar el hecho de que la realidad que observamos es altamente compleja y estructurada, que es un estado altamente improbable estadísticamente.
El tiempo es una ilusión. Chris Kirkman. Everystockphoto.
El tiempo es una ilusión. Chris Kirkman. Everystockphoto.
Geometría no conmutativa, espacio-tiempo espuma, fractales y hologramas
La de Barbour no es la única cosmología de la eternidad. En las Redes Causales, como en los trabajos de Penrose y Sorkin, el espacio-tiempo se describe mediante una serie de eventos discretos en la que únicamente se especifica qué elementos preceden causalmente a otros.
Penrose reflexiona también sobre los valores que se le dan al momento angular en la Mecánica Cuántica. “¿Por qué decimos que un electrón tiene espín arriba o abajo, en vez de derecha o izquierda?”. Sólo sabemos que el espín de un electrón puede tomar dos valores distintos: ½ o -½. Asimilarlos a una dirección en el espacio carece de sentido. Cuando construimos una estructura a partir de partículas elementales, podemos calcular su momento angular total. Si trasladamos un electrón de una estructura a otra, podemos calcular la probabilidad de que la segunda estructura incremente o disminuya su momento angular en el ½ aportado por el nuevo electrón. Penrose interpreta esta probabilidad como el coseno del ángulo que forman las dos estructuras.
Si un electrón que está contribuyendo con momento angular positivo en su estructura origen tiene 100% de probabilidad de aportar momento positivo una vez transferido, entonces las dos estructuras son exactamente paralelas. Si siempre contribuye en sentido opuesto entonces son antiparalelas. Valores intermedios de probabilidad nos darían ángulos intermedios. Estas probabilidades son discretas, pero cuando las estructuras aumentan en complejidad el número de valores que puede tomar, la probabilidad aumenta. En el límite, da origen a un continuo de direcciones.
Las Redes de Espín no consideran el tiempo, pero Penrose las generalizó a un espacio-tiempo de cuatro dimensiones en su Teoría de Twistores. En esta teoría, las unidades básicas son los rayos de luz, ya que un fotón existe simultáneamente en todos los puntos atravesados en su trayectoria debido a la deformación relativista del tiempo.
En todos los modelos presentados hasta ahora se asume que la distancia de A a B es necesariamente la misma que de B a A. La geometría no conmutativa prueba a relajar esta condición y a aplicar la geometría no conmutativa al espacio. Alain Connes, un matemático francés, trabaja en explorar las posibilidades de esta concepción del espacio. Recordando a Demócrito y sus átomos (en la que los distintos elementos se distinguían por sus formas diferentes) propone que quizá la materia sea una manifestación de la estructura profunda del espacio-tiempo.
El tiempo como espuma
Ya hemos mencionado que la suposición de continuidad para el espacio-tiempo puede ser la causa de que no hayamos encontrado aún la Gravedad Cuántica. Sabemos de la Mecánica Cuántica que las distancias menores que la longitud de Plank carecen de sentido físico. El espacio-tiempo podría estar basado en una especie de espuma (como lo expresó John Wheeler), y su escala fundamental podría ser borrosa. Shahn Majid estudia las consecuencias que tendría esta descripción de la realidad. En particular, la teoría de Majid predice que la velocidad de la luz debería variar ligeramente con la frecuencia. Ya se están realizando experimentos para detectar estas desviaciones mínimas en la luz emitida por supernovas distantes utilizando el telescopio LISA.
Tim Palmer propuso una nueva interpretación de la Mecánica Cuántica en la que las probabilidades aparecen como consecuencia de la complejidad intrínseca de la estructura del espacio. Para él la realidad profunda debería ser descrita como un fractal. Su idea principal puede explicarse con la analogía de recibir las coordenadas de un punto en una costa de perfil intrincado. No seríamos capaces de saber con seguridad si el punto pertenece a la tierra o al mar, sino una probabilidad. Palmer sostiene que las probabilidades que encontramos en la Mecánica Cuántica se derivan de un fenómeno similar.
También se ha propuesto que toda la información contenida en el universo está codificada en su frontera. Este holograma cósmico encerraría en una superficie bidimensional la realidad tridimensional completa. Si el espacio es discreto, significaría que para que la superficie pudiera contener toda la información, el interior debería ser mucho más borroso. Craig Hogan cree que esta falta de definición puede estar detrás del ruido, por ahora inexplicado, que está perturbando el experimento GEO600 en Hannover, diseñado para detectar ondas gravitacionales.
Una intrigante posibilidad
De acuerdo con Barbour, podemos describir nuestra realidad sin referirnos al tiempo. Él toma este hecho como evidencia de que la naturaleza del tiempo es ilusoria. Sin embargo, incluso si su descripción es completamente consistente con las observaciones, esto no prueba que el tiempo no existe. Sólo prueba que es matemáticamente posible hacer Física sin tiempo, lo cual es una conclusión completamente diferente.
Como ya tenemos una Física basada en el tiempo, esto querría decir que tenemos dos modelos distintos que funcionan igualmente bien. En la Teoría de Campos Cuánticos nos encontramos también con dos modelos, formulados sobre espacio-tiempos diferentes, que dan resultados equivalentes. ¿Es posible que descripciones distintas del espacio y el tiempo nos proporcionen predicciones igualmente correctas?
Poincaré señaló el hecho de que nuestros sentidos no pueden percibir directamente la geometría del espacio. El espacio geométrico, el verdadero marco de nuestras experiencias, es distinto del espacio de representación que inferimos de nuestros sentidos.
Para empezar, la experiencia de la visión es un fenómeno puramente bidimensional. Sin embargo, tomamos la información de nuestras retinas y del resto de nuestras percepciones y cómo estas varían con el movimiento y los combinamos para formar el espacio de representación tridimensional.
Como resultado, ‘’Es también imposible representarnos los objetos externos en el espacio geométrico, así como imposible es para un pintor dibujar en una superficie plana los objetos con sus tres dimensiones. El espacio de representación es sólo una imagen del espacio geométrico, una imagen deformada por cierta perspectiva, y sólo podemos representarnos los objetos haciéndolos obedecer las leyes de esta perspectiva”.
El tiempo como convención
Poincaré propone un experimento mental en el que consideramos un mundo contenido en una esfera en el que todos los cuerpos tienen el mismo coeficiente de dilatación, así que la longitud de cualquier objeto es proporcional a su temperatura absoluta. La temperatura de este mundo disminuye con la distancia al centro según la fórmula R2 – r2, así que en su frontera la temperatura es el cero absoluto. Incluso aunque este universo es finito, para sus habitantes es de hecho infinito ya que se vuelven más y más pequeños al aproximarse a la frontera. Estos seres imaginarios estudiarían la física de su mundo, completamente inconscientes de las dilataciones térmicas. Cuando se mueven, experimentan una contracción en sus miembros en la dirección de la frontera. Sin embargo, esta deformación se consideraría una serie de perspectiva, con lo que sus sentidos se ajustarían para corregirla.
Poincaré señala que “sería un error concluir que la geometría es, ni tan siquiera en parte, una ciencia experimental. Si fuera experimental, sólo sería aproximada y provisional. ¡Y qué burda aproximación sería! La geometría consistiría únicamente en el estudio de los movimientos de los cuerpos sólidos, pero en realidad no le atañen los sólidos naturales: su objeto son los sólidos ideales’’. Finalmente argumenta que la experimentación puede guiarnos, pero no impone ninguna elección de geometría ni puede revelarnos cuál es la más apropiada, la verdadera.
Es imposible medir una distancia sin una regla, o sin la posibilidad de desplazar la regla, ya que sólo podemos comparar objetos yuxtapuestos. Asumimos que la regla se mantiene constante durante el proceso. Éstos son los supuestos que dan forma a la geometría que encontramos. Podríamos encontrar una solución distinta si tomásemos otras hipótesis. Por ejemplo, si en vez de asumir que las reglas no se distorsionan, asumimos que la velocidad de la luz es constante, encontramos la geometría relativista.
Es posible que el espacio y el tiempo no tengan otra naturaleza que la que les asignemos por convención. Parece que podemos encontrar teorías igualmente válidas basadas en supuestos muy diferentes. Esto puede indicar que su realidad fundamental no existe independientemente de la experiencia que los asume, en una interdependencia inevitable. También podría ser que su naturaleza más básica no pudiera expresarse matemáticamente y sólo pudiéramos encontrar aproximaciones. O, finalmente, podría significar que la naturaleza puede describirse de varias maneras distintas. Los diferentes modelos que funcionen con éxito deberían ser entendidos como descripciones de la misma realidad, pese a sus diferentes expresiones.
BIBLIOGRAFÍA
ARISTOTLE: “Physics“ , from Joe Sachs, Aristotle's Physics: A Guided Study ( 1995).
BARBOUR 1999: “The End of Time”
BOHETIUS 524: “Consolation of Philosophy”
BOHM 1952: “A Suggested Interpretation of the Quantum Theory in Terms of Hidden Variables“
CONNES 2008: “On the fine structure of space-time“
jueves, 3 de diciembre de 2009
La soledad es contagiosa y debe prevenirse
Un estudio revela cómo la soledad y la marginalidad amenazan el tejido social
La soledad es como una enfermedad: produce malestar físico y, además, se contagia, señala un estudio de la Universidad de Chicago. Con datos de más de 5.000 personas recogidos durante un periodo de 60 años se elaboró un gráfico que demuestra que los solitarios que se marginan acaban propiciando la marginación de sus allegados. Esta expansión puede hacer peligrar el tejido social general, advierten los investigadores. Por otro lado, el estudio ha constatado que las mujeres corren más peligro de contagiarse que los hombres, y que cuanto más solo está un individuo más desconfiado se vuelve hacia los demás.
La soledad es tan contagiosa como un catarro, señala un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chicago, de la Universidad de California en San Diego y de la Universidad de Harvard.
Según publica la Universidad de Chicago en un comunicado, a esta conclusión han llegado los científicos tras analizar datos de un estudio de más de 60 años de duración, en el que se registraron las condiciones de salud de una muestra de población de más de 5.000 personas.
Según el psicólogo John Cacioppo, director del estudio y especialista en la soledad, este análisis ha permitido detectar un extraordinario patrón de contagio de la soledad: cuando los individuos empiezan a sentirse solos, tienden a marginarse en los bordes de las redes sociales.
Pero no sólo eso: estas personas tienden también a compartir su soledad con otros, los pocos amigos que les quedan, a los que contagian con sus mismos sentimientos. El resultado es que cada vez más gente se va aislando y marginando.
Según los científicos, este efecto dominó de la soledad puede ocasionar que el tejido social se vaya deshilachando por los bordes, hasta deshacerse.
Prevenir la soledad
Por otro lado, dado que la soledad está asociada con diversos trastornos mentales y físicos que pueden acortar la vida, Cacioppo afirma que resulta de gran importancia que la gente reconozca la soledad y que se ayude a las personas que se sienten solas a conectar con grupos sociales, antes de que caigan en la marginación y hagan caer en ella a otros.
En el estudio se examinaron los registros de un estudio conocido como el Framingham Heart Study, en el que se han recopilado datos de más de 5.200 personas, desde el año 1948. El objetivo original de este registro era analizar el riesgo que presentaban estas personas de sufrir enfermedades cardiacas.
Posteriormente, el Framingham Heart Study se fue extendiendo, hasta llegar a incluir a unas 12.000 personas, con los hijos y los nietos de los componentes del grupo original, cuyos datos se sumaron para diversificar la muestra de población.
Por otro lado, este estudio también fue aumentando los tipos de tests a los que se sometieron los participantes, añadiendo mediciones sobre la soledad y la depresión, así como cuestionarios en los que se recogieron, datos y nombres de los amigos y conocidos de los encuestados.
Estos registros se convirtieron en una excelente fuente de información sobre las redes sociales de las personas estudiadas. La segunda generación de los participantes del Framingham Heart Study (5.124 personas) fue el objetivo de la investigación sobre la soledad de Cacioppo y sus colaboradores.
La soledad y sus gráficos
Las historias de las amistades de cada individuo, así como la información que éstos facilitaron sobre su propia soledad en el Framingham Heart Study, fueron trasladadas por Cacioppo a una serie de gráficos.
Gracias a ellos, los científicos pudieron establecer un patrón de soledad que demuestra que ésta se expande, a partir del momento en que la gente comienza a afirmar que tiene escasos amigos íntimos.
Asimismo, el patrón demuestra que la gente solitaria “infecta” a la gente que le rodea con su soledad, y que estas personas también pueden llegar a marginarse de sus propios círculos sociales.
Concretamente, los investigadores constaron que aquellas personas que señalaban en las encuestas haber experimentado un incremento de un día de soledad por semana propiciaban la soledad de sus allegados (amigos cercanos).
Las mujeres, más sensibles al contagio
Estudios previos sobre la soledad habían sugerido que las mujeres cuentan con más apoyo emocional que los hombres, pero los gráficos de Cacioppo señalan que las mujeres son más propicias que los hombres a dejarse “captar” o influenciar por la soledad de otros.
Otro aspecto interesante de la investigación es que ésta revela que las posibilidades de que alguien se vuelva solitario parecen depender más de los cambios en las redes sociales de amistad que en los cambios en las redes familiares.
La investigación también ha demostrado que cuando la gente se vuelve solitaria va perdiendo la capacidad de confiar en los demás y, por tanto, de hacer nuevos amigos o de cultivar las amistades, lo que genera un círculo vicioso.
Las sociedades, según los científicos, parecen desarrollar una tendencia natural a marginar a las personas solitarias, lo que dificulta aún más la re-integración de los solitarios.
En estudios realizados con sociedades de monos, se ha demostrado, de hecho, que éstos tienden a espantar a aquellos miembros de su colonia que proceden de otras colonias, de las que han sido expulsados.
Todos estos descubrimientos señalan la importancia de reconocer a tiempo la soledad, y evitarla antes de que se expanda y se vuelva irreparable, afirman los científicos. Tratándola a tiempo, la sociedad se beneficiaría de una red social más compacta.
La soledad puede atacar a los genes
Según explican los científicos en el artículo origina de esta investigación, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology bajo el título “Alone in the Crowd: The Structure and Spread of Loneliness in a Large Social Network”, los individuos de las especies sociales no se adaptan bien a vivir vidas solitarias.
Por ejemplo, se sabe que la esperanza de vida de la mosca de la fruta se reduce con el aislamiento social y que, en monos, dicho aislamiento puede provocar diabetes y obesidad.
Los humanos, nacidos para depender unos de otros para sobrevivir y prosperar, tampoco estamos preparados para vivir completamente solos.
De hecho, como media, cada persona pasa alrededor del 80% de su tiempo de vigilia en compañía de otro y, en nuestra especie, el aislamiento social está relacionado con un bienestar subjetivo más bajo, pero también con un estado de salud peor y una mortalidad más alta.
En un estudio realizado en 2007, se comprobó que el motivo de el detrimento de la salud de las personas solitarias radicaba en que la soledad puede llegar, incluso, a afectar a los genes humanos.
Tal y como explicamos en Tendencias21, investigadores estadounidenses comprobaron que la soledad puede afectar a la expresión de los genes en los glóbulos blancos de la sangre, que son los responsables de la activación del sistema inmunológico.
Todos los secretos de Avatar
Es una mañana de diciembre de 2007 en las afueras de Wellington, Nueva Zelanda, y estoy en el hiperrealista set de filmación de Avatar, justo al lado de James Cameron. El director está visiblemente alegre. Hoy es un buen día porque nada ha ido mal. Incluso la iluminación está registrando los tonos azul y verde a la perfección por primera vez en varios días. El plató, que se encuentra en los estudios Weta Digital de Peter Jackson, refleja el interior de una base de operaciones situada en una luna extrasolar, en el futuro. El instrumental de los puestos de trabajo, los monitores flexibles de plasma, los microscopios y los tanques de fluido amniótico donde reposan los avatares están hechos de acero y resinas, y acabados hasta en sus más mínimos detalles. Hasta la información geofísica sobre el planeta está impresa en manuales que reposan en un anaquel. No importa que buena parte de todo ello nunca salga en la gran pantalla.
La actriz Sigourney Weaver, que encarna a una fogosa científica pelirroja, está inclinada sobre el protagonista, el actor australiano Sam Worthington, un ex marine que acaba de despertar de su letárgica conexión con los Navi, la raza nativa de este mundo alienígena llamado Pandora. El satélite, una de las 28 lunas del gigante gaseoso Polífemo, está lleno de vida y recursos minerales que los humanos queremos explotar a toda costa, para lo cual hemos acudido a la tecnología de los avatares. Se trata de seres-probeta creados por los científicos en la Tierra a partir de ADN extraterrestre y humano. El producto es una nueva criatura que posee las ventajas de un cuerpo Navi, pero que puede ser manejado por una mente humana. Este avatar tiene la habilidad de pasar de un mundo al otro, supuestamente para beneficio de los colonizadores terrícolas. “Sam, estás desorientado”, interviene Cameron. “La miras, pero tus ojos no enfocan. Entonces, filmo fuera de foco y después pongo la visión que tuviste fuera. Sigourney, tú eres suave pero intensa. Recuerda que él está en transición entre los dos mundos, pero cada vez se quiere quedar más tiempo en el otro lado... es como una droga”. Weaver repite: “Jake. Mírame. Jake. Regresa, muchacho. Eso es… Estabas más enterrado que una garrapata. ¿Está seguro el avatar?”.
La filmación es monitorizada por un mínimo de 30 personas, enfrascadas en diferentes tareas. Las más obvias son los operadores de las flamantes cámaras estereoscópicas que Cameron desarrolló y perfeccionó durante una década con Vince Pace. Son complicados artilugios con dos lentes paralelas, como si fueran un par de ojos, montados de dos en dos sobre cuatro grúas que se mueven sin producir un sonido. Cada par converge en un mismo punto desde direcciones opuestas, buscando una alineación óptica perfecta: la base de una filmación en 3D. Comparadas con las cámaras tradicionales de cine, estas son bastante pequeñas. De hecho, un operador tiene dos de ellas colocadas a modo de steadicam en el pecho. Eso es algo que nunca se había hecho antes.
“Cada una pesa sólo 6 kilos, incluidos los anclajes”, me dice Cameron. “Yo mismo uso una como cámara de mano. Las 3D estaban en la Edad de Piedra mientras requirieran algún tipo de película”, añade revisando dos grandes monitores que representan a ambos ojos, y que muestran en 2D el playback de lo que acaba de filmar. “Eran monstruosamente grandes y pesadas. Tenían que llevar el carrete, las baterías, las lentes... Todo en el mismo lugar. Cualquier movimiento las desalineaba y arruinaba horas de trabajo; además no se podían poner en un steadicam o en un tren. Por eso, en Avatar utilizamos medios digitales. Ahora mis cámaras sólo están conectadas por delgados cables de fibra óptica. Y tengo un sensor que permite que la grabación se lleve a cabo en otra parte por control remoto. Me da una libertad increíble. La cámara también me deja ver el 3D en tiempo real mientras filmo. Además, puedo ver los personajes y los decorados generados anteriormente por ordenador, al tiempo que la escena que estoy rodando en vivo, lo cual me da todavía más exactitud en el enfoque. Por cierto, es un invento nuestro”.
La película también es pionera en el uso de la tecnología e-motion capture. Esta utiliza minicámaras colocadas en las cabezas de los actores para replicar sus expresiones y hacer que los personajes generados por ordenador parezcan aún más reales. Durante esas escenas los actores trabajan en un estudio vacío, y los efectos especiales se agregan después. Ahora bien, la tecnología 3D no es precisamente nueva. Se inventó en los años 50 del siglo pasado, aunque la calidad dejaba mucho que desear: el público debía esforzar mucho la vista, los colores salían aguados y los efectos tridimensionales eran muy forzados. Un ligero desfase entre imágenes filmadas simultáneamente producía dolor de cabeza al espectador.
“Usamos otro truco para proporcionar a la gente una experiencia 3D más intensa: la distancia interocular y la convergencia de las tomas”, dice Cameron señalando las dos lentes gemelas de una de sus cámaras. “Estas lentes se acercan y alejan una de la otra para darnos lo que conocemos como visión estéreo o interocular. Entre más separadas estén, el efecto 3D es más exagerado. Lo usamos para las tomas de largo alcance, donde el sujeto está relativamente lejos. Para primeros planos, acercamos las lentes. Nuestras cámaras hacen este proceso rápidamente y lo integran de forma natural. Por eso, se llaman cámaras de fusión 3D digital. También son capaces de ir hacia un punto y enfocarlo. Es lo que denominamos convergencia activa, y sirve para que la vista no se fuerce tanto cuando se ven este tipo de imágenes, pues la cámara lo hace por ella. ” Según Jim Gianopulos, uno de los tres presidentes ejecutivos de la cadena Fox, “el 3D digital es un salto aún mayor que el que se dio cuando se pasó del cine mudo al hablado. Aquello fue una evolución del medio, mientras que la tecnología 3D digital supone una transformación del mismo”, afirmó en entrevista en Wired.
John Landau, productor de Avatar, está de acuerdo. “Con el 3D digital está ocurriedo en la parte visual lo mismo que con el sonido cuando pasamos de 2 a 6 bandas. Y por eso Cameron esperó 12 años después de Titanic (1997) para realizar otra película narrativa. La tecnología no estaba lista para lo que él quería. Los documentales como Fantasmas del Abismo fueron su campo de investigaciones donde ensayar la tecnología que iba creando”.
“Avatar es 40% acción real y 60% animación por ordenador –CGI–”, señala Landau. El productor ha pasado la mañana guiándonos por los estudios de Weta. Están atestados de modelos de helicópteros con rotores amenazadores, interiores de aviones de transporte de tropas... También está aquí la sala de control y el comedor de la base Hell’s Gate de Pandora. El resto de la acción en vivo se rodó en California, en el antiguo hangar donde el aviador y cineasta Howard Hughes construyó su gran avión de madera apodado Spruce Goose. “Cameron pidió a Weta que diera vida al mundo selvático de Pandora, que ideó hace más de 15 años, cuando escribió el guión. Nosotros ayudamos a los artistas a visualizar los objetos con modelos reales. Como estos arcos navi”, indica manipulando una de estas armas especialmente hecha para un humanoide de tres metros de altura. “Hicieron un trabajo fenomenal. Después de todo, ellos crearon a King Kong”.
Pandora es un ecosistema extraordinario donde los árboles tienen 300 metros de altura y el cielo está lleno de islas flotantes cubiertas de vegetación. Por los aires surcan bandadas de aves moradas y algunos depredadores espantosos acechan en la selva, que de noche se cubre con bioluminiscencias directamente importadas de las criaturas del abismo que siempre le han fascinado al director. Los navi y los avatares son seres azules de cola larga, ojos leoninos y orejas puntiagudas, que parecen faunos salidos del Sueño de una noche de verano de Shakespeare. Esa vaga familiaridad es algo que Cameron hizo a propósito. “Quería que pudiéramos relacionarnos con ellos”, dice Landau.
Hay quienes afirman que Avatar –que Cameron tiene la intención de convertir en una franquicia– podría ser una nueva Guerra de las galaxias, ya que es la primera vez desde la famosa primera trilogía de George Lucas que en Hollywood se crea un nuevo mundo desde cero. Incluso se ha lanzado una línea de juguetes a través de Mattel y videojuegos, desarrollados por Ubisoft. Pronto veremos en las librerías la Pandorapedia, un libro donde se detallan todos los aspectos de esta luna, un cuerpo con una gravedad menor que la terrestre cuya atmósfera, más densa que la nuestra y venenosa para los humanos, permite el vuelo de grandes criaturas.
SINOPSIS
Jake Sully –el actor Sam Worthington– es un ex marine que ha quedado postrado en silla de ruedas a causa de una guerra en la Tierra cuyos motivos nunca entendió. Jake es seleccionado para participar en el programa Avatar, que lo transportará a otro mundo y le permitirá caminar. Entonces viaja a Pandora, una de varias lunas del planeta gaseoso Polifemo. Desde el transbordador ve selvas maravillosas, montañas flotantes, algunas formas de vida exquisitas y muchas otras aterradoras. Pero esa atmósfera es venenosa para los humanos. Pandora es el hogar de los navi, una raza de seres azules de tres metros de altura a quienes los humanos intentan utilizar como mineros del exótico superconductor unobtanium. Sólo que los navi no quieren colaborar. Mediante ingeniería genética, un equipo de científicos crean unos híbridos de humanos con navis llamados avatares. Estos, tienen el cuerpo navi y la mente humana, y su tarea es infiltrarse y lograr su cooperación. A través de su cuerpo de avatar, Jake puede caminar de nuevo en Pandora. Así conoce a Neytiri, una joven navi cuya belleza es igual a su ferocidad en la batalla. Neytiri hace que los navis acepten a Jake y con el tiempo él se enamora de ella. Como resultado, Jake debe escoger entre dos mundos que se enfrentarán en una batalla épica espectacular. “El protagonista pasa por dos experiencias muy diferentes”, dice el productor John Landau. “Como avatar, cada vez va adquiriendo más fuerza y confianza en su cuerpo. Como humano, se va poniendo más débil. Cada vez que despierta de la conexión va odiando más su humanidad porque se da cuenta de que todo el mundo quiere sacarle algo. Los mineros quieren saber dónde está el unobtanium. Los militares, tratar de deshacer las fuerzas navi. Y el programa de ciencia quiere indagar en la biología del planeta. Quiere más y más del otro mundo, y se enamora más de Neytiri. Y entonces se da cuenta de que los humanos están destruyendo el planeta con sus actos. Esto le da, finalmente, una causa por la que luchar. Como avatar, encabeza la revolución navi contra los humanos, sus armas primitivas contra la alta tecnología militar”.
La película tiene varios niveles, dice James Cameron. “Por un lado, es una historia de colonización, pero también de amor, ambiental y de viajes interplanetarios. Puede tomarla como quiera”.
En el plató, Jake Scully, el personaje que encarna Worthington, está pálido, desaliñado y con barba de tres días. Parece una especie de drogadicto en medio de una catarsis, y está hablándole a la cámara, entregando su alma. Está tan cerca, que parece metido dentro de la lente. Gracias a la visualización instantánea, en una pequeña sala de control al lado del set, puedo ver cada detalle de su cara, poro a poro, bajo un suave resplandor de luz. Me parece que puedo ver su alma de un modo que sería imposible en un formato plano. Estoy dentro de su cabeza. La sensación es poderosa y emocional. Y esta es una escena sin efectos especiales: sólo es un buen actor.
“No creo que esta película vaya a reemplazar nada”, dice Sigourney Weaver durante un descanso. “Lo importante es lo bien que se ven las escenas en 3D. No lo esperaba. Uno piensa que así debería verse siempre. También me sorprendió la inmediatez del feedback. No hay que esperar al día siguiente para ver los resultados. Todo es sencillo. Además, la postproducción es realmente fácil”, señala. “El sistema puede mejorar una película que ya de por sí es buena en 2D, pero no va a salvar un mal film”, explica Cameron. “No haría algo en 3D sólo por jugar con la tecnología. Hago una película porque merece hacerse en cualquier formato. En cambio, me encantaría ver algo como Expiación, de Joe Wright, en 3D digital. La tecnología es más potente en las escenas íntimas”.
Avatar podría obligar a las salas de cine a convertirse al formato digital. Incluso Steven Speilberg asegura que será la película de acción de este tipo más grande de la historia. Con un coste de más de 220 millones de dólares y más de un millar de personas involucradas en su producción, representa la nueva cara de esta industria. Cameron afirma que de ahora en adelante sólo hará películas en 3D. Y no está solo en su cruzada. Spielberg, otro converso, hizo Tintín en 3D digital y Jerry Katzenberg, director de DreamWorks Animation SKG, ha vinculado el futuro del estudio a este formato.
El cambio, al que se resisten muchos dueños de salas de cine, podría estar dándose ya. No sólo porque cada vez más directores famosos hacen buenas películas de esta forma. También porque los grandes estudios de cine han acordado ayudar con parte de los costos que representa hacer la conversión. En EE UU ya hay unas 4.500 pantallas en 3D. Eso, sin contar las salas IMAX. La compañía Real D inventó un sistema de obturador digital que se coloca frente a los proyectores de las salas de cine, alternando las dos proyecciones de cada encuadre 144 veces por segundo. Es decir, lo suficientemente rápido para lograr la visión estéreo. El nuevo sistema usa polarización en lugar de códigos de colores. Y eso significa que las típicas gafas de cartón son reemplazadas por algo mejor.
De momento, las gafas seguirán siendo parte de la experiencia 3D, pero la idea es que se conviertan en objetos de diseño, que uno siempre lleva en el bolso. “No creo que las gafas sean un problema”, dice Cameron. “La gente usa gafas de sol durante horas y horas”. Al mismo tiempo, el director indica que el efecto estéreo funciona también en ordenadores portátiles y otros monitores pequeños que se ven de cerca. “Estarán disponibles como pantallas autoestereoscópicas, es decir, sin gafas”, indica en una entrevista con Variety. “He visto demostraciones de estos equipos y el efecto es correcto. De hecho, yo diría que dentro de 10 ó 15 años la pantalla en estéreo será algo generalizado, tanto en las salas de cine propiamente dichas como en las que están al aire libre, incluso en casa y en los dispositivos portátiles. Hasta algunos teléfonos la incluirán. Puede ocurrir que finalmente toda la información, los deportes y el entretenimiento los recibamos en estéreo”. Según este director, el éxito como cineasta se basa en cómo consigues que la fantasía que es el cine sea más real, visceral y reconocible por el público. Todo el conjunto de personajes, diálogos, diseño de producción, fotografía y efectos especiales debe orientarse a producir la ilusión de que lo que estás viendo está realmente pasando. Esta sensación de realidad se refuerza enormemente gracias a la ilusión estereoscópica. Cuando uno ve una secuencia en 3D, ese sentido de la realidad se amplifica. La corteza visual concluye, a un nivel subliminal pero generalizado, que lo que está viendo es real.
A Cameron no le sorprende que quienes han visto partes de la película le comenten que al día siguiente tuvieron la peculiar sensación de querer regresar a ese mundo, como si Pandora fuera real, y que salgan del teatro totalmente exhaustos. Según una antigua hipótesis suya –que fue demostrada en mayo de este año por neurocientíficos de la Universidad de Texas, en Austin–, la visión estereoscópica requiere el trabajo de más neuronas que la visión en 2D. “Me gusta pensar que entrego este sistema a cualquier director y que con él este puede hacer todo lo que quiere. Necesito que los cineastas entiendan que no deben temer que el 3D digital va a limitarlos como directores o les va a cambiar su estilo. Porque su éxito va a estar determinado por el contenido. Para mí es una cuestión darwiniana. Hemos evolucionado como animales viendo en 3D. Lo hicimos para evitar a los depredadores y para ser cazadores más efectivos. El 3D es parte de nuestra vida. Es la forma en que percibimos el mundo”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)