viernes, 21 de noviembre de 2008

Los ovnis y Ezequiel








Una vez más, escrutaremos los textos bíblicos los cuales son, guste o no, fuente de nuestras costumbres y nuestra cultura.

Son éstos, un auténtico dossier ovni de la Antigüedad... en los que se describen una gran cantidad de visiones tanto de seres como de luces extrañas en el cielo, luces con voluntad propia y que interactuaban durante años con la sociedad judía del momento.


Todo esto puede ser interpretado por personas más escépticas como símbolos que no han de tenerse en cuenta. La Biblia está llena de metáforas que son ambiguas y todas esas luces pueden ser desde fenómenos atmosféricos, hasta símbolos y formas de concebir a un ser superior o simplemente... invenciones.

Pero... ¿qué sucede cuando lo que se está describiendo detallada y minuciosamente es una nave capaz de volar y moverse?. ¿Qué pasa cuando no hay lugar a ambigüedades, de modo que un ingeniero de la NASA ve en ello claramente un ingenio técnico factible y además bien descrito de modo que lo dibuja y lo patenta oficialmente?.

Pues sucede que nos hallamos ante una de las maravillas que nos han dejado los textos sagrados de todas las culturas (en este caso, la judeo-cristiana) a los seres humanos de nuestro tiempo. Personas que crecidas por nuestros modernos avances tecnológicos consideramos ignorantes, casi "estúpidos" a nuestros antepasados, cuando si miramos estos escritos de vez en cuando e incluso a través de los ojos del citado ingeniero norteamericano Josef Blumrich, de quien hablaremos más adelante, recibimos una auténtica "cura de humildad".

El carro de Yahveh

Es curioso el hecho de que, aunque hace difícil la comprensión de la descripción al intentar describir la visión con el lenguaje de la época; ya desde el principio denomina “carro” identificando aquello con un vehículo. Leyendo la explicación, parece como si le estuviera describiendo la visión a un ufólogo. Para no hacer muy pesada la lectura, pondré sólo algunos datos.

Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro.

En medio del fuego, vi la figura de cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres.

Sus piernas eran rectas; sus pies, como pezuñas de ternero, y resplandecían con el fulgor del bronce bruñido.

Entre los seres vivientes había un fuego como de brasas incandescentes, como de antorchas, que se agitaba en medio de ellos; el fuego resplandecía, y de él salían rayos.

Yo miré a los seres vivientes, y vi que en el suelo, al lado de cada uno de ellos, había una rueda.

El aspecto de las ruedas era brillante como el topacio y las cuatro tenían la misma forma. En cuanto a su estructura, era como si una rueda estuviera metida dentro de otra.

Cuando avanzaban, podían ir en las cuatro direcciones, y no se volvían al avanzar.

Las cuatro ruedas tenían llantas, y yo vi que las llantas estaban llenas de ojos, en todo su alrededor.

Cuando los seres vivientes avanzaban, también avanzaban las ruedas al lado de ellos, y cuando los seres vivientes se elevaban por encima del suelo, también se elevaban las ruedas.

Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas.

Y se produjo un estruendo sobre la plataforma que estaba sobre sus cabezas.

Encima de la plataforma que estaba sobre sus cabezas, había algo así como una piedra de zafiro, con figura de trono; y encima de esa especie de trono, en lo más alto, una figura con aspecto de hombre.

Varios detalles interesantes se pueden sacar de este relato: la nave venía del Norte. Era un aparato con “alas”. Unas ruedas flotantes acompañaban al vehículo, las cuales eran brillantes y tenían “llantas”, además de estar rodeadas de “ojos”.

La Biblia. Libro de Ezequiel.

La verdad, es que se trata, cuanto menos, de una descripción muy “tecnológica” de Dios. Como ya dije antes, el mismo profeta lo llama “carro” de Yahvéh. Ciertamente, lo que parece estar describiendo, es un artilugio con alas acompañado de una especie de discos voladores. Además, la tecnología voladora, brillante (se deduce que metálica) es totalmente lejana a la época en la que tiene lugar la descripción, de modo que gana mérito el hecho de que Ezequiel pueda transmitir aún hoy día la sensación de estar ante un gran artilugio mecánico en una era anterior a la de Jesucristo.

Semejante texto, independientemente de que se sea ateo o creyente, no deja prácticamente lugar a dudas de que se trata de un acontecimiento no astronómico. Es más, para aquellos a los que les gusta afirmar que todo lo que se puede leer en la Biblia es mentira... ¿qué explicación encuentran al hecho de que una persona que vivió hace más de 2.500 años en un tiempo en el que el transporte era en burro, pueda explicar la visión de un artilugio con alas que está rodeado por unos discos voladores?... nosotros hemos tenido que esperar a la Segunda Guerra Mundial para contemplar algo ligeramente parecido, como pueden ser los foo fighters acompañando a los aviones de guerra.

La visión del ingeniero

Queriendo echar abajo las teorías de Erich von Däniken, el jefe del departamento de investigación de proyectos de la NASA en Huntsville (Alabama) Josef Blumrich se dedicó a investigar minuciosamente la visión del profeta Ezequiel, de tal manera que finalmente aceptó que se estaba describiendo una nave voladora, de modo que reconstruyó el aspecto de lo que vio el profeta y acabó patentando algunos elementos como la rueda descrita anteriormente, denominándola rueda omnidireccional (omnidirectional wheel). Escribió un libro sobre ello, Ezequiel vio una nave extraterrestre.

Si por curiosidad desea ver la patente en la página oficial de la United States Patent and Trademark Office:
Entre en : www.uspto.gov
Haga clic en “How to search” en la parte de arriba
En la nueva página haga clic en “Search patents now”, a la izquierda en azul
En la página siguiente, haga clic en “Patent number search”
Ya en el recuadro de búsqueda de la página que sale ponga el siguiente número (separado por comas): 3,789,947 y pulse en el botón “Search”

http://patft.uspto.gov/netacgi/nph-Parser?Sect1=PTO1&Sect2=HITOFF&d=PALL&p=1&u=%2Fnetahtml%2FPTO%2Fsrchnum.htm&r=1&f=G&l=50&s1=3,789,947.PN.&OS=PN/3,789,947&RS=PN/3,789,947

Finalmente en la página siguiente, aparecen varios botones con las letras en rojo, haga clic en el de abajo del todo “Images”

http://patimg1.uspto.gov/.piw?Docid=03789947&homeurl=http%3A%2F%2Fpatft.uspto.gov%2Fnetacgi%2Fnph-Parser%3FSect1%3DPTO1%2526Sect2%3DHITOFF%2526d%3DPALL%2526p%3D1%2526u%3D%25252Fnetahtml%25252FPTO%25252Fsrchnum.htm%2526r%3D1%2526f%3DG%2526l%3D50%2526s1%3D3,789,947.PN.%2526OS%3DPN%2F3,789,947%2526RS%3DPN%2F3,789,947&PageNum=&Rtype=&SectionNum=&idkey=NONE&Input=View+first+page


Debe tener instalado el Quick Time Player para poder visualizar correctamente el documento.

Conclusión

¿Qué más decir al respecto?. Creo que se trata de uno de los casos más “descarados” de la presencia de los no identificados en nuestro mundo desde mucho, muchísimo antes del avistamiento de Kenneth Arnold en 1947 a quien los escépticos atribuyen el primer “caso ovni” de la Historia, lo cual no puede ser más falso y si me lo permiten, llega a ser ya hasta malintencionado, teniendo en cuenta la gran cantidad de crónicas de este tipo que tenemos desde la Antigüedad en multitud de textos sagrados, por ejemplo. Lo que sí es achacable a Arnold, es el manido calificativo de “platillos voladores”, basado en la descripción que él hizo de aquello que vio. Asegurar que sólo a partir de aquella fecha de post-guerra se ven objetos no identificados en nuestros cielos, es prácticamente negación sistemática de algo que lleva reportándose siglos... milenios...

No hay comentarios: