lunes, 17 de noviembre de 2008

UXMAL


La pirámide del Adivino


Dios Chac



El universo maya ­
Uxmal se nos revela ahora como un 1ugar especialmente concebido para que ciertos acontecimientos estelares, relacionados con el planeta Venus y ocurridos hace 1.200 años, quedaran señalados para siempre.
Los antiguos mayas concebían el cosmos como un espacio cuadrado. Desde sus cuatro puntos cardinales, cuatro dioses llamados Bacabes sostenían el cielo para impedir que cayera sobre la tierra y la aplastara. Bajo la tierra existían nueve infiernos y sobre ella trece cielos: unos visibles, que contenían las estrellas, y otros invisibles, donde moraban, como en el inframundo, dioses y antepasados. El ser humano era un eje del mundo, simbolizado por la ceiba, el árbol ancestral que comunicaba infierno, tierra y cielo. A su alrededor giraba la rueda sagrada de un tiempo condenado eternamente a repetirse, pero que daba origen a un mundo nuevo cuando se completaba su ciclo y se regresaba a la fecha de partida del ciclo anterior.
Los mayas denominaron a Venus la Estrella Roja, y lo consideraron el cuerpo celeste más importante después del Sol y de la Luna, pues es el que más brilla antes del orto y después del ocaso solar. Su estrecha re­lación con el astro rey, además de su brillantez, le hizo ocupar un lugar destacado en la mitología y cosmogonía mayas. Tanto que fue transfor­mado en un doble dios: Chac, el hacedor de lluvia, y Kukulcán, el equivalente del Quetzalcóatl tolteca y azteca, una entidad benéfica que prohíbe los sacrificios humanos y extiende los dones de la civilización.
Su aparición celeste, en determinados puntos y fechas, era objeto de interpretaciones astrológicas relacionadas con la agricultura, pero también con la política y la previsión del porvenir, de acuerdo con unas claves que apenas estamos empezando a conocer.

Medidores de cielos antiguos ­

A finales del siglo XIX, el astrónomo inglés Norman Lockyer publicó El alba de la astronomía, donde relacionó las dimensiones y la situación de las pirámides de Egipto con las estrellas. Su trabajo abrió un campo de investigación interdisciplinario, pese a que cometió errores de inter­pretación. Había nacido, en medio de una gran controversia suscitada por los arqueólogos de la vieja escuela, la arqueoastronomía.
En 1973 un grupo de astrónomos, arqueólogos, antropólogos, arquitec­tos e historiadores se reunieron en México para celebrar la primera conferencia internacional dedicada a este tema, llamada Arqueastronomía en la América precolombina. El carácter interdisciplinario de esta nueva forma de investigar el pasado es lo bastante apasionante como para haber acogido en su seno a los mejores arqueólogos y astrónomos. De entre ellos, los americanistas han incrementado espectacularmente sus investigaciones en los últimos años.
Las revelaciones en Uxmal comenzaron de la mano de Anthony F. Aveni, profesor de Astronomía y Antropología de la Universidad de Colgate (Nueva York), que no empuñaba piquetas, sino teodolitos. Armado con estos y otros instrumentos de precisión descubrió que ocurría algo sorprendente en la llamada pirámide del Adivino. Según la leyenda, esta pirámide -una de las rarísimas construcciones mayas, con base elíptica- fue levantada en una sola noche por un diminuto brujo, nacido de un huevo, para ganar una apuesta al gobernador de Uxmaly así tomar posesión de ese cargo. Pero en realidad no se edificó en una noche, sino en cuatro siglos, con inicio en el VI, de forma ininterrumpida. En su interior se han descubierto hasta cinco templos, correspondientes a otras tantas etapas constructivas.
A finales de los años setenta Aveni descubrió extrañas relaciones entre la pirámide del Adivino y otras edificaciones del recinto que las vinculan con el planeta Venus. Todas ellas demuestran que la situación de la pirá­mide forma parte fundamental de un proyecto cósmico que rigió el trazado de la ciudad y el de algunos templos de los alrededores situados a varios kilómetros. Pero ¿con qué propósito?

Precisión al milímetro
Otro destacado arqueoastrónomo, el esloveno Ivan Sprajc Prajnc, de la Universidad de Ljubljana, continuó las investigaciones de Aveni en los años noventa en otro emblemático edificio de Uxmal, el que fray Diego López de Cogolludo bautizó como Palacio del Gobernador por su magnificencia.
Fechado entre los años 700 y 900, este edificio ha sido considerado co­mo uno de los más bellos de toda la América precolombina. Se levanta sobre una gran plataforma artificial y rectangular, que lo hace sobresalir del resto de las construcciones. Su friso -de una superficie aproximada de 700 m2- está profusamente decorado con mosaicos de piedra de dise­ños geométricos, figuras de personajes y mascarones del dios Chac repetidos hasta la obsesión. Este dios de la lluvia cobra suma importancia en una región árida y de escasas precipitaciones como la de Uxmal.

Para la realización de estos diseños geométricos que componen el fondo del friso fue necesario cortar nada menos que 10.000 piedras a idéntica medida y esculpidas una a una; otras tantas se utilizaron para las 150 máscaras de Chaco Este enorme trabajo tuvo que ser llevado a cabo con una precisión milimétrica, puesto que en un alarde típico de la altanería maya, y pese a que la cal y el mortero eran conocidos por este pueblo desde hacía mucho tiempo, las piedras se encajaron entre sí sin ligazón alguna.
Llama la atención el hecho de que en el extremo inferior de los nu­merosos mascarones aparece el glifo de Venus, lo que ya sugiere una co­nexión funcional de este edificio con la observación del planeta.
Sprajc comprobó que el Palacio del Gobernador también guarda una relación espacial con la pirámide de Cehtzuc, situada a 4,5 km de distan­cia. Desde ambos puntos puede trazarse una línea imaginaria que coin­cide con la posición más meridional de la salida del planeta Venus. ¿Con qué finalidad? Seguimos sin saberlo. Pero sí sabemos que la construcción del eje Uxmal-Cehtzuc ocurrió hacia la misma época en que los mayas trabajaban en la plataforma inferior de El Caracol, supuesto observatorio astronómico de Chichén-Itzá, fijándola de tal manera que se alineara precisamente con otra posición importante de Venus.

¿Para qué?

Sabemos cuáles eran, más o menos, las funciones de las pirámides mayas. A diferencia de las egipcias, servían a la vez de templos ceremoniales, estrados políticos y, ocasionalmente, enterramientos. Sin embargo, desconocemos qué función tenían edificios como el Palacio del Gobernador, cuya gran explanada central puede dar cabida holgada­mente a miles de personas, ni qué misteriosos ritos materializaban su relación con el planeta Venus.
La madeja apenas ha empezado I a desenredarse. Gracias a la arqueo- I astronomía, se ha descubierto que los mayas eran mucho más sutiles conocedores de los astros, y de sus relaciones entre ellos, de lo que se creía. Tal vez sea necesario que aumenten los conocimientos astronómicos para que logremos arrancar de las ciudades mayas nuevos descubrimientos. No sólo habrá que avanzar en la interpretación de los signos de su escritura, sino también en la de los jeroglíficos de sus cielos.


La función de las pirámides
RITOS y PELIGROS EN LA MORADA DE LOS DIOSES


La pirámide mesoamericana es una representación de la bóveda celeste, en cuyo cenit habitan los dioses del sol y de la lluvia, de quienes depende la vida. Para contentar a esos dioses y a los cuatro Bacabes que sostienen el cielo, sacerdotes y nobles mayas ascendían al templo superior de sus pirámides para "darles de beber" su sangre, pinchándose el pene o la lengua con ciertas espinas duras y alargadas.
Parece que entre los mayas eran raros los sacrificios humanos (no así entre los aztecas). En todo caso, se realizaban con la misma finalidad de contentar a las sacralizadas fuerzas de la naturaleza, y evitar así el terrorífico evento de que el cielo cayera sobre la tierra y la aplastara.

Los escalones de las pirámides son estrechos y empinados (casi siempre superan los 45 grados). Se pretendía que fieles, sacerdotes y víctimas propiciatorias no pudieran durante el ascenso levantar la cabeza hacia el templo, situado en lo alto, donde reside una divinidad, ni pudieran dar la espalda a ese dios durante el descenso.

Bastantes turistas excesivamente confiados han perdido la vida por descender de frente. Por este motivo se ha prohibido el acceso al templo superior en muchos de estos monumentos, como en la pirámide del Adivino de Uxmal

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