viernes, 6 de agosto de 2010

Hunab Ku, el Mentalismo Viviente


Cuando nace el hijo, las aguas del útero cósmico son invertidas. Al derramarse la fuente de agua, nace una quinta energía, a la cual los mayas le llamaron Kukulkán (energía que desciende). Kukulkán es la divinidad espiritual que tiene los mismos poderes que el grial de agua, es decir, su poder se refleja a través del espejo del agua., por lo que es el mago que representa la autoridad sacerdotal que lleva la corona de su santidad el papa, ejerciendo su poderío en los mundos medios, donde gobierna el mundo espiritual como el físico. Kukulkán es una autoridad omnipresente al igual que el rostro del sol dorado (Espíritu santo).

Al nacer el hijo, este nace con las energías duales del Ser; por un lado el hijo maneja la energía del sol azul y por otro lado maneja la energía del sol rojo, compartiendo ambos la tierra. La dualidad del hijo es lo que lo hace ser Crístico, es decir, es un ser completo al manejar las dos energías, la femenina y la masculina. El sol de medio día, es el hijo que posee la parte femenina a la cual se conecta la energía femenina de Hunab Ku formando un solo ser en el rostro del sol azul. El Hijo, se mantiene conectado al útero cósmico a través de la cuerda de plata. Hunab Ku es la energía que se encuentra ungida en el hijo y es a través del ombligo cósmico (cuerda de plata) que se realiza la conexión con el útero cósmico. El ombligo cósmico, conecta los mundos sutiles con los mundos densos, es el que alimenta la tierra (cosmos real), el que deja pasar la respiración que proviene del corazón de Jesús (cosmos abstracto absoluto). El ombligo cósmico, es una energía que mantiene la conexión entre la rueda grande y la rueda chica, entre el plano físico y el plano espiritual. Cuando la energía de Kukulkán desciende, hace que la rueda chica gire en el sentido de las agujas del reloj, lo que provoca que la energía masculina del hijo (presente en la vertical de la rueda chica) empiece a transmutar la energía femenina del hijo, logrando que esta cambie su giro de creativo a destructivo. Este a su vez empieza a transmutar la energía masculina del padre, presente en la laguna roja sobre la horizontal, logrando que cambie su giro y con su inercia, hace que la rueda grande gire en el sentido contrario a las agujas del reloj. Estos giros, separan el cosmos en dos grandes mundos a través de las aguas, estos son; el cosmos abstracto absoluto (microcosmos), y el cosmos real (macrocosmos). A la energía que conecta ambos mundos se le llama MaYa.

Maya es la energía mental de Hunab Ku, que se entreteje entre ambas ruedas. A esta energía también se le conoce como LA MATRIZ. Dentro de la rueda grande se entreteje una red de energía que conecta el mundo de las formas con la tierra, llamada Rejilla externa y dentro de la rueda chica se entreteje una red de energía que conecta la tierra con el mundo espiritual, llamada rejilla interna.

Al girar las dos ruedas, el ombligo cósmico, se convierte en una especie de TRAMPA COSMICA. Esta trampa se forma en el punto de unión entre ambas ruedas. Por un lado la rueda grande gira en el sentido inverso a las agujas del reloj (movimientos de rotación y translación) y por el otro lado la rueda chica gira en sentido de las agujas del reloj, por lo que se forma una especie de nudo cósmico (worm hole) que impide el paso, delimitando el plano vertical del plano horizontal. Esta separación está gobernada por el ojo de dios, el cual ejerce su poderío al centro de ambas ruedas, dejando pasar la luz que procede de la estrella del atardecer a través del padre y de la estrella del alba a través de la madre cósmica.

El ombligo cósmico, al enrollase, forma una especie de laberinto dentro de un cubo que sostiene a la matriz. Este cubo tiene dos portales uno blanco y otro oscuro, al cual los mayas le llamaron laberinto del Xibalbá. Cada camino, está dividido de acuerdo a su giro. La rueda chica forma el camino oscuro. El color oscuro se lo da la energía femenina de Hunab Ku, que al girar en el sentido de las agujas del reloj, forma el entramado de la rejilla interna de la tierra. La rueda grande forma el camino blanco. El color blanco se debe a la energía de la psiquis, la cual es el resultado de la transmutación de la energía femenina de Hunab Ku, al girar en el sentido inverso a las agujas del reloj, formando la rejilla externa de la tierra.

La entrada al mundo espiritual empieza por el camino del Hijo, es decir empieza por la vía vertical, la cual forma parte de la rueda chica. El camino oscuro, se encuentra siempre abierto al mundo espiritual introduciéndose dentro del mundo interior. La vía vertical, es el inicio de partida por donde empieza a desenrollarse la trama del laberinto del Xibalbá.

El camino blanco, es un camino de luz que se encuentra conectado a la horizontal (Rueda grande) sobre la rejilla externa de la tierra, por lo cual permanece cerrado al mundo espiritual. Cuando el iniciado en la magia, abre el camino a través de la energía sexual, llega un momento en que se topa con la trampa cósmica, en donde el ojo de dios, prohíbe su paso, es decir, prohíbe la magia sexual con la sacerdotisa. El ojo de dios es la autoridad responsable de ejecutar la tesis y la antítesis dentro de la rueda del karma. Sin embargo, no solo ejerce su poder sobre el iniciado por el camino blanco, también por el camino del centro lleva un gran control. En el camino del centro la magia esta bajo la ley celibato impuesta por la autoridad de la esfera dorada (rostro del sol dorado), por lo que el determina como autoridad la pena por violar la ley, la cual es el purgatorio. El sol de medio día, forma la vía de acceso vertical del laberinto del Xibalbá, dando origen a nuevas dimensiones, que separan el cielo de la tierra. En total son 13 dimensiones abajo y 20 dimensiones arriba. Trece dimensiones forman la rueda chica y veinte dimensiones forman la rueda grande, quedando el plano vertical separado en dos grandes polos, el aire y la tierra. Este a su vez separa el plano horizontal en dos polos, el agua y el fuego. El aire, forma parte de la vertical que conecta al espíritu con el cielo a través del agua (paraíso/Tamoanchán), y la tierra, forma parte de la vertical que conecta al espíritu con el inframundo a través del fuego (infierno/purgatorio). Esta separación entre el cielo y la tierra, a través de sus diferentes dimensiones, es muy necesaria para generar la antítesis y de esta manera poder crear la consciencia de la luz que viene de Venus del atardecer, por medio del aire y del fuego.

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