lunes, 23 de junio de 2008

Tantas estrellas, tantas Tierras.







La pregunta de si estamos solos o no en el universo esta íntimamente ligada con la profunda necesidad que tiene el ser humano de dar un sentido a su propia existencia. Hoy, recientemente comenzado el siglo XXI, seguimos sin una respuesta a esta antigua pregunta. Lo cierto es que el avance que hemos experimentado en nuestro conocimiento astronómico nos hacer ser optimista en que encontraremos una prueba de vida fuera de la Tierra. Pero por el momento dicha prueba sigue sin hacer acto de presencia.
Hacia 1584 el filosofo Giordano Bruno publico varias de sus obras entre ellas “Del infinito Universo y los mundos”, donde exponía sus ideas acerca de las estrellas. Según Giordano las estrellas no eran más que otros soles que estaban tremendamente alejados de nosotros y en torno a los cuales giraban otros planetas como la Tierra. Sus ideas le iban a traer no pocos problemas, éstas junto con otras acusaciones de herejía que había contra él, le llevaron el 17 de Febrero de 1600 a la hoguera. Según parece, cuando el tribunal de la inquisición dicto la sentencia contra Giordano éste miró lentamente a la cara a todos los allí presentes y pronuncio valientemente la siguiente frase:

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Como disfrutaría Giordano si viviera ahora y supiera que la investigación científica ha probado que sus ideas son prácticamente correctas. Cierto es que las estrellas no son más que soles tremendamente lejanos. Además en los últimos años se han encontrado planetas que giran alrededor de algunas estrellas, aunque hay que dejar claro que los planetas que se han encontrado no se parecen a la Tierra. Son gigantes gaseosos como lo es nuestro vecino Júpiter. Esto no implica que no existan planetas similares a la Tierra, a lo que en tamaño y composición se refiere, pero, ¿entonces por que no se han encontrado? La respuesta reside en lo limitado de nuestra tecnología. El método que se usa principalmente en la búsqueda de planetas extrasolares se basa en la interacción gravitatoria que ejercen los planetas con la estrella. Como es sabido, la gravedad hace que dos cuerpos tiendan a acercarse en ausencia de cualquier otra fuerza. De este modo, cualquier estrella que tenga planetas a su alrededor, debería tener un pequeño movimiento de bamboleo que será mayor cuanto mayor sea la masa de los planetas que la orbitan. Pero los planetas del tamaño de la Tierra tienen poca masa lo que hace que sean indetectables por este método. No obstante, esta situación cambiara debido a los telescopios de nueva generación que se están preparando, los cuales permitirán aislar la luz del planeta de la de la estrella y nos permitirán así ver directamente el planeta. Una de las mayores ventajas de este método será que podremos analizar el espectro de su luz y saber así la composición de su atmósfera, lo cual, nos puede poner sobre la pista de si dichos planetas están habitados.
Ahora bien el hecho de que existan planetas ya sean muchos o pocos no debe llevarnos inexorablemente a la conclusión de que algunos deben estar habitados. Por desgracia no conocemos cómo se originó la vida. Esto es esencial para poder saber si dicho fenómeno es una consecuencia inevitable una vez que se dan determinadas circunstancias, o por el contrario es algo que ocurrió por azar y su probabilidad es tan baja que difícilmente vaya a volver a suceder en algún otro lugar.
En lo que al origen de la vida se refiere se han realizado varios experimentos bioquímicos. El más famoso de ellos es el que llevaron a cabo Harold Urey y Stanley Miller a comienzos de los años cincuenta. El experimento consistía en reproducir la atmósfera primigenia de la Tierra, que según ellos estaba formada por metano, hidrógeno, amoniaco y agua. A continuación la sometieron a los efectos de la radiación ultravioleta y a descargas eléctricas. Pasados unos días apareció una sustancia negra y espesa, en la cual había aminoácidos que son los constituyentes básicos de la vida. Pero todavía nadie ha conseguido dar el siguiente paso, es decir, pasar de los constituyentes básicos a los primeros organismos vivos. Por desgracia esto es algo que aún se nos sigue escapando.
Tal vez lo más sorprendente de la vida es su resistencia a condiciones extremas. Por ejemplo, se han encontrado restos de actividad biológica en rocas datadas en aproximadamente 3850 millones de años. Por aquella época la Tierra estaba sometida a un continuo bombardeo de meteoritos, se hace difícil creer que los organismos que existían en aquella época resistieran semejantes condiciones por lo que surgen varias posibles conclusiones. Una es que la vida se origino en más de una ocasión. La otra es que la vida es más resistente de lo que nos podíamos imaginar.
De la primera conclusión no tenemos pruebas, pero de la segunda las tenemos y no son escasas precisamente. Los organismos que viven en ambientes extremos se les a dado el nombre de extremófilos. Uno de los que más llama la atención es el caso de las bacterias termófilas, las cuales viven en surtidores termales a temperaturas superiores a los 100 grados centígrados. El microorganismo más resistente es Pyrolobus fumarii, el cual soporta temperaturas de 113 ºC. Una de las preguntas aún no respondidas por la ciencia es: ¿cómo es posible que las proteínas de los termófilos no pierdan sus propiedades a semejantes temperaturas?
En el extremo opuesto tenemos los organismos que habitan en los valles secos de la Antártida. Normalmente se encuentran en el interior de rocas, estando así protegidos del ambiente inhóspito que les rodea. No obstante durante el invierno se ven sometidos a temperaturas inferiores a 50 grados bajo cero.
Por si esto no fuera suficiente, aún se han encontrado organismos en lugares más extraños. Por ejemplo, en 1977 una expedición oceanográfica descubrió una fumarola volcánica en una cordillera dorsal en el fondo del Pacífico. Alrededor de dicha fumarola había unas criaturas, la mayoría eran desconocidas en ese momento. Lo sorprendente viene cuando uno se preguntan cómo sobreviven dichas criaturas. En la superficie terrestre los vegetales utilizan la luz del Sol para alimentarse y el resto de organismos se nutren de los vegetales ya sea directa o indirectamente. Pero en las profundidades del reino abisal no llega nada de luz. Estas sorprendentes colonias se basan en un tipo de bacteria que es capaz de extraer energía mediante la oxidación del azufre, el resto de organismos de la colonia se sirve de dichas bacterias. Podríamos decir que son los “vegetales” del reino abisal.
Las sorpresas no acaban aquí. Es posible que algunos organismos puedan sobrevivir a las condiciones del vacío espacial. Un caso es el de unas semillas de tomate que fueron embarcadas en un satélite durante un periodo superior a dos años, a su regreso el 99% de las semillas germinaron con éxito. El caso más llamativo es el de la bacteria que se encontraron en el Surveyor 3. Esta nave no tripulada llego a la Luna el 20 de abril de 1967. Casi tres años después el 12 de noviembre de 1969 el Apolo XII alunizo y los astronautas Charles P. Conrad y Alan Bean fueron al Surveyor 3 para desmontar parte del equipo. Una vez ya en la Tierra, el equipo que desmontaron se llevo a los laboratorios US Communicable Disease Center en Atlanta. Allí fue sometido a un análisis biológico y la sorpresa fue rotunda cuando se encontró una bacteria común terrestre, en concreto Streptococcus mitis. Dicha bacteria había sobrevivido durante casi tres años en condiciones de vacío sin nutrientes y sometida a las diversas radiaciones que hay en el espacio exterior. Durante una entrevista realizada al comandante del Apolo XII, este dijo:

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No obstante, no todo el mundo está convencido de que la bacteria haya realizado semejante viaje. Algunos alegan que la cuarentena a la que se sometió el equipo a su regreso pudo ser rota debido a unas herramientas sin descontaminar.
No sabemos cómo se origino la vida, pero sí parece estar claro que ésta es capaz de adaptarse a las condiciones más inimaginables.

¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Actualmente las esperanzas de encontrar alguna forma de vida aunque sea fosilizada están puestas en nuestro vecino Marte. Y en el futuro inmediato es probable que se intente buscar en el océano que se supone existe bajo la superficie congelada de un satélite de Júpiter, llamado Europa. Pero también se han hecho esfuerzos por enviar mensajes a otras posibles civilizaciones. Los primeros intentos en esta dirección se dieron con las sondas Pioneer X y XI. Que son los primeros objetos fabricados por la humanidad que han salido del Sistema Solar. A bordo de dichas sondas van colocadas unas placas con información sobre el Sistema Solar, por si se diera la casualidad de que fueran interceptadas por alguna civilización extraterrestre.
En dichas placas se pueden observar los dibujos de un hombre y una mujer encima de la silueta de la sonda espacial. A su izquierda se puede observar la posición del Sistema solar respecto de los pulsares más luminosos. Debajo hay una representación esquemática del Sistema Solar en la que se señala el planeta del que proviene la sonda.

En otras dos sondas las Voyager I y II se incluyeron sendos discos de oro. En una de sus caras van indicadas las instrucciones

Placas de las sondas Pioneer.


Para poder reproducir el disco. En éste, van grabados mensajes en todos los idiomas que se hablaban en ese momento en nuestro planeta. También grabaron diversos sonidos. Desde el producido por la erupción de un volcán hasta el sonido de un beso de una pareja de enamorados. Incluyeron además una colección de 116 imagines de la Tierra. Estos mensajes recuerdan a los que se introducían en las botellas antiguamente y se lanzaban al mar. Tal vez dicen mucho de nuestro afán de superación, pero su probabilidad de éxito es escasa.
¿Es que no existe un método más eficaz de enviar mensajes?¿Y de recibirlos? Por sorprendente que pueda parecer, resulta que dicho método sí existe. El método en cuestión consiste en usar las ondas de radio. Los primeros en proponer que la tecnología de las comunicaciones estaba lo suficientemente desarrollada como para permitir contactos interesterales fueron Giuseppe Cocconi y Philip Morrison. En 1959 publicaron dicho trabajo. En el cual elegían como frecuencias para la comunicación interestelar las situadas entre 1400MHz (mega hertzios) y 1700 MHz. La elección de estas frecuencias es debido a que es donde menos ruido radioeléctrico hay. Por lo tanto la comunicación es más viable. Ese ruido es debido a varios factores, la radiación de fondo, las radio galaxias y como no, a las propias estrellas ya que estas además de emitir luz, también emiten otras ondas electromagnéticas, entre ellas ondas de radio. Quiero recordar que las ondas de radio, el infrarrojo, la luz visible, el ultravioleta, los rayos X, y los rayos gamma son todos la misma cosa, son solo ondas electromagnéticas. Lo único que diferencia unas de otras es lo rápido que oscilan, es decir su frecuencia. Dentro de la luz visible lo que hace que veamos distintos colores es que cambia la frecuencia de las ondas, es decir que las ondas de radio, infrarrojo etc. son colores que no vemos.

En 1975 la humanidad envió su primer mensaje a las estrellas. La emisión se realizo desde el radio telescopio de Arecibo que es el más grande del que disponemos. El mensaje se envió a M13 que es un cúmulo globular que se encuentra situado a unos 26000 años luz en la dirección de la constelación de Hércules. De modo que si existe alguna civilización que pudiera captar el mensaje la respuesta nos podría llegar como muy pronto en unos 52000 años. En el mensaje se envió diversa información codificada en binario. Por ejemplo el numero de nucleótidos del ADN, la estructura química de los componentes del ADN, los números del 1 al 10, el tamaño del ser humano así como una representación del mismo, la población de la Tierra, incluso se envió el diámetro del radiotelescopio de Arecibo.

Mensaje enviado desde Arecibo


No obstante los mayores esfuerzos se han dirigido a la escucha, es decir apuntar nuestros radiotelescopios al cielo y ver si captamos alguna señal de origen extraterrestre. Aunque hay diversos proyectos científicos que se dedican a dicha escucha se los suele conocer a todos ellos bajo las siglas de SETI, que son las siglas de <> es decir búsqueda de inteligencia extraterrestre. De entre todos estos proyectos cabe destacar por su original iniciativa el denominado SETI@home dirigido por la Universidad de Berkeley. Lo curioso de este proyecto es que puede colaborar todo el que quiera. El funcionamiento básico es como sigue :

Todas las señales que llegan al radiotelescopio se graban. A continuación todos esos datos se dividen en pequeños paquetes de información no superiores a unos 351Kbytes. Estos paquetes de datos son enviados vía Internet a la los internautas que quieran colaborar en el proyecto. Los internautas lo único que tienen que hacer es descargarse de la web oficial del proyecto un pequeño programa que se instalan en su ordenador. Dicho programa analiza los datos que le lleguen desde Arecibo, una vez acabado dicho análisis envía los resultados obtenidos.

La ventaja de este proyecto es que se puede analizar mucha más información en menos tiempo. Actualmente hay 4.718.719 internautas colaborando en el proyecto SETI@home. La respuesta ha sido tan contundente que se están desarrollando programas basados en esta técnica para luchar contra el cáncer. De momento ni éste ni otros proyectos han captado una señal de origen extraterrestre. Pero nadie dijo que fuera fácil. Muchos opinan que es como buscar una aguja en un pajar y razón no les falta. Pero, ¿quién tiene más probabilidades de encontrar la aguja? ¿El que se queda fuera o el que entra en el pajar a buscar?


OVNIS, HUMANOIDES Y LA PREGUNTA DE FERMI

OVNI son las siglas de objeto volador no identificado. Sin embargo normalmente cuando alguien utilizan esta termino lo que quiere decir es nave espacial extraterrestre, esto es un error ya que mientras los OVNI si existen, lo de las naves extraterrestres que visitan la Tierra como si fuera una especie de paraíso galáctico está por demostrar.
Normalmente los defensores de que los OVNI son naves extraterrestres suelen usar el argumento de la conspiración, es decir, los extraterrestres han llegado a nuestro planeta y han pactado con los gobiernos del mundo para ocultar su presencia. Lo curioso es que esta gente no sólo conoce dicho secreto, sino que da todo lujo de detalles. La pregunta es obvia ¿cómo conocen ellos dicho secreto? Aunque si pensamos un poco más, surgen todavía más contradicciones. Los extraterrestres viajan miles de años luz para llegar a la Tierra y una vez aquí pactan con los gobiernos para ocultar su presencia. Pero luego, por la noche, salen a pasearse en sus flamantes naves con todas las luces encendidas, pues vaya forma de ocultar su presencia.
Otro argumento que esgrimen los defensores de las visitas extraterrestres es, por así decirlo, el de la ignorancia. Que más o menos es como sigue: Ven algo en el cielo, se preguntan qué es y como no son capaces de explicar qué es lo que están viendo, concluyen que debe de ser una nave extraterrestre. Aquí recomiendo un poco de humildad. Si hay algo que no sabemos explicar debemos admitir que no sabemos lo que es. Pero que no sepamos explicar algo no implica que tenga que ser de origen extraterrestre. De todos modos la mayoría de los avistamientos han sido explicados sin necesidad de recurrir a la hipótesis extraterrestre. Y es a ese reducto de casos sin explicar a lo que se agarran como un clavo ardiendo, pero como ya he dicho esto es un salto cualitativo totalmente injustificado. Pondré una analogía. Imaginen que tenemos una bolsa que contiene 200 bolas, entonces usted empieza a extraer bolas de la bolsa y observa que todas son de color rojo. Continúa hasta que ha extraído 180 bolas de la bolsa. Por lo que en el interior quedan 20 bolas, bien, ahora supongamos que usted esta obligado a apostar sobre el color de las bolas que quedan en el interior de la bolsa, antes de apostar miramos a las 180 bolas que hemos extraído y vemos que son todas rojas. Yo no sé usted, pero me parece que lo más sensato será apostar a que las bolas que quedan en la bolsa son rojas. Llegados a este punto cambiemos “bolas en la bolsa” por “avistamientos de OVNI”, y bolas rojas por “casos explicados” y observaremos que nuestra apuesta final es que los casos que quedan son explicables.

Hay gente que afirma que ha estado en contacto con seres de otros mundos. Cuando describen a dichos seres nos percatamos de que son muy parecidos a los seres humanos, excesivamente parecidos. Esto debería ponernos en guardia para no creer que lo que nos están contando se corresponda con lo que realmente ocurrió. Puede que no supieran interpretar lo que vieron, o tal vez tuvieron una alucinación, o simplemente nos estén gastando una broma, o puede que nos estén mintiendo.

La vida en la Tierra ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años para dar lugar a las diversas formas de vida que habitan el planeta. El proceso evolutivo contado de forma resumida es como sigue (que me perdonen los biólogos por reducir la evolución a un mero párrafo):

Un organismo sufre una mutación, la cual se produce al azar, si dicha mutación es buena para el organismo, es decir, si permite que el organismo se adapte mejor a su entorno este podrá dejar más descendencia que el resto de su especie, y por lo tanto sus genes se propagarán más que los del resto. Pero si la mutación es perjudicial (lo cual es lo más probable) para el organismo, éste perecerá antes de dejar descendencia o dejará muy poca y de este modo sus genes irán desapareciendo de la población.

Como podemos observar, nuestra morfología se debe a mutaciones al azar y a la selección impuesta por el medio ambiente que nos rodea. Si aquí en la Tierra cambios climáticos de unas zonas a otras han creado seres tan distintos como las ballenas y las águilas, o como un pino y una hormiga, ¿cómo podemos esperar que seres de otros mundos se parezcan a nosotros? De existir dichos seres serán completamente distintos a nosotros.

Aunque nos pese no tenemos ninguna prueba fehaciente de que seres extraterrestres nos hayan visitado. Así pues podemos plantearnos la pregunta que hizo el físico Enrico Fermi: ¿por qué no han venido? La respuesta más inmediata que se nos puede ocurrir es obvia, no han venido porque no existen dichos seres, pero hay otras posibles respuestas. Tal vez exista algún impedimento que hace irrealizable los viajes entre las estrellas, o tal vez otras civilizaciones no tengan curiosidad por ir a otros mundos, o tal vez nosotros seamos la primera civilización tecnológica. Y aunque existieran otras civilizaciones ¿por qué van a venir aquí? En fin, en la galaxia de la Vía Láctea, es decir nuestra galaxia, existen aproximadamente 100 mil millones de estrellas. Me parece un tanto egocéntrico y chauvinista el pensar que de entre todas esas estrellas van a venir precisamente a la nuestra. Si nosotros pudiéramos viajar a las estrellas ¿a cual iríamos? Obviando las distancias, todas parecerían igual de buenas como destinos.

Normalmente a los que dudamos que las visitas extraterrestres se han producido se nos suele acusar de no tener la mente abierta. Hay que estar abierto a esas posibilidades, pero hay que aceptarlas a medida que obtenemos evidencias a su favor. ¿Dónde están dichas evidencias? Lo que se nos pide no es esto, sino que lo creamos por el mero hecho de que hay gente que lo cree. Esto no es tener la mente abierta, yo diría, que más bien, es dejar que se nos caiga el cerebro.

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