viernes, 16 de enero de 2009

LA MAQUINA DE ANTIKITERA



Corría el siglo II a.C. cuando el inventor de la trigonometría, el descubridor de la precesión de los equinoccios, el primero que realizó un catálogo de estrellas según sus magnitudes, el primero en dividir la Tierra en paralelos y meridianos, quien midió más exactamente la oblicuidad de la Eclíptica y la distancia a la Luna, quien observó la diferencia entre año sideral y año tropical, necesitó incluso construirse sus propios aparatos para tan vastos conocimientos. Hablo de Hiparco de Nicea (190 – 120 a. C), el primer astrónomo científico.

Antes que él, Eratóstenes de Cirene había calculado el radio y la longitud de la circunferencia terrestre. Lógicamente, era de uso común entre los griegos a partir de esos años el conocimiento de una Tierra esférica. Todos esos conocimientos y muchísimos más se hallaban compendiados en un maravilloso centro del saber de la Antigüedad: la Biblioteca de Alejandría. Eratóstenes fue director de la misma y posteriormente lo fue Hiparco. Eran tiempos en los que no se quemaba a nadie por afirmar lo evidente. Un ejemplo de prosperidad técnica lo tenemos en Herón de Alejandría, que inventó la máquina de vapor, con aplicaciones prácticas en algunas pesadas puertas de los templos egipcios de su época (10 al 70 d. C.). Pero el acceso del cristianismo al poder sumió a la humanidad en un largo período de oscurantismo tecnológico que no acabaría hasta el Renacimiento y no se impondría hasta que la Ilustración empezó a iluminar bastantes mentes, tradicionalmente encorsetadas por la rémora de la religión.



Pero volvamos al gran Hiparco de Nicea. Éste tuvo que inventar el primer teodolito para desarrollar sus conocimientos; también se dotó de un sistema de cuerdas para las razones trigonométricas y era la única mente del momento capaz de diseñarse su propia “calculadora astronómica”, la famosa Máquina de Antikitera.



Antes de seguir, aclararé que esa “calculadora” no fue confeccionada con procesadores de doble núcleo ni con chips, ni con transistores. Hiparco la diseñó con los elementos del momento: de un par de láminas (una de bronce y otra de latón) de las que extrajo sus 37 ruedas dentadas ¡a mano! Las engarzó en una caja de madera, no de poliuretano y realizó las inscripciones que, recientemente, nos han dado la pista final sobre su uso.

De Solla Price, un científico que estudió el artefacto, se mostró sorprendido, tal como reflejó en sus resultados a finales de los años 50. Pero la Ciencia evoluciona y a finales de 2006 se publica en la revista Nature, por parte del Proyecto de Investigación del Mecanismo de Antiquitera (AMRP), el resultado final de los concienzudos análisis (con scáner de rayos X de alta resolución incluido). De Solla Price creía que la máquina se trataba de un calendario astronómico, pero la conclusión final ha sido que era una calculadora de los diversos eventos planetarios, tal como aseguró el miembro de AMRP Michael Edmunds, astrofísico de la Universidad de Cardiff: “El misterio de la antigua calculadora astronómica, desvelado”, que pueden seguir aquí en inglés Mystery of ancient astronomical calculator unveiled.

http://www.cardiff.ac.uk/news/mediacentre/mediareleases/nov06/mystery-of-ancient-astronomical-calculator-unveiled.html



Historia del mito de la máquina de Antikitera. En el Museo Arqueológico Nacional de Atenas se encuentran los restos o partes conservadas del famoso artefacto. Allí fue a parar junto al resto de estatuas, ánforas, monedas, etc. rescatadas de un barco romano hundido en las proximidades de la isla griega de Antikitera hacia el año 65 a. C. El descubrimiento se hizo en 1900 por unos pescadores griegos que vieron el pecio hundido a unos 50 metros de profundidad. Más de un siglo ha transcurrido desde que los 82 fragmentos de la máquina de Antikitera se rescatasen del mar. En este período de tiempo, aunque inicialmente pasaron inadvertidos, se han hecho diversos estudios, algunos serios como el de De Solla Price que no disponía de la tecnología suficiente para interpretarlos correctamente; otros “fantásticos” como el de Erich von Däniken, quien siempre despreció la capacidad del género humano atribuyendo todo lo que se movía a los extraterrestres. Alrededor de estos estudios siempre circularon las interpretaciones “oopart” (siglas que significan “hinbestigadores fuera de la realidad”). Pero el resultado definitivo que la Ciencia da a la maravillosa máquina de Antikitera es el mencionado anteriormente, producto del trabajo unido de las universidades de Cardiff, Atenas y Salónica, apoyadas por el Museo Nacional y empresas de tecnología como Hewlett-Packard (vean las fotos) y X-Tek Systems

http://www.hpl.hp.com/research/ptm/antikythera_mechanism/index.html
http://www.xtekxray.com/applications/antikythera.html

Con qué poquitos medios, Hiparco de Nicea diseño una simple máquina de engranajes y nos dio una lección sobre las capacidades del ser humano.

http://es.youtube.com/watch?v=DMITkTYiZ7k&feature=related

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al menos podrías haber citado la fuente de este artículo. Es decir, yo.