jueves, 8 de enero de 2009

Los obeliscos egipcios





El Egipto faraónico guarda los suficientes secretos como para no hartarse de visitarlo. Incluso queda alguna que otra tumba por descubrir como puede ser la de Imhotep, el sumo sacerdote y administrador único del faraón Dyoser (Zóser) y diseñador del primer monumento en piedra realizado por el hombre: la pirámide escalonada de Saqqara.

Pero si misteriosas son las famosas pirámides, los templos y el Valle de los Reyes, no menos misteriosos resultan los múltiples obeliscos repartidos no sólo por el antiguo Egipto sino también por Estambul, Roma o París (los dos primeros fueron expoliados en su día por los colonizadores y el último, el de la Plaza de la Concordia en París, un trueque de mediados del XIX: El rey de Francia, Luis Napoleón, se trajo el compañero del obelisco que hoy podemos admirar a la entrada del templo de Luxor y a cambio el rey egipcio recibió un reloj que nunca funcionó exhibido actualmente en la mezquita de Mohammed Alí de El Cairo.

Las construcciones faraónicas siempre han llamado la atención por dos aspectos fundamentales, su belleza y la osadía de la realización, poniendo al límite las capacidades humanas de la época para erigirlas.

Pero vayamos con los obeliscos. Esas moles de granito evocaban los rayos de Ra (el dios Sol); de hecho su geometría así lo prueba. ¿Cómo eran capaces los antiguos egipcios de cortar y transportar esas duras, pesadas y gigantescas “piedras”? ¿Acaso conocían técnicas que nosotros pudiéramos ignorar? Pudiera ocurrir que, para otra clase de construcciones desconozcamos exactamente cómo lo hacían, pero en el caso de los obeliscos intentaremos comprender su realización.diorita

El granito es una roca muy dura que solamente se puede manipular con otra roca aún más dura, como es el caso de la diorita.



Múltiples bolas de diorita, se encuentran por la cantera de Asuán, y que los egipcios utilizaban para cortar y pulir las inmensas moles de piedra de granito. En el caso de los obeliscos se observa lo cuidadosos que eran para elegir en la cantera una pieza inclinada que después sería más fácil de mover aprovechando el deslizamiento por el propio peso de la roca.

El taladro de los primeros agujeros se realizaba con agujas de diorita haciéndolas girar (con la técnica del arco de flechas) y así se pueden introducir otros objetos.

En Asuán se puede observar lo extremadamente cerca que se encuentra la cantera del cauce del Nilo durante su crecida. Una vez cortado y minimamente pulido el obelisco (el acabado se realizaba in situ) se procedía a controlar su descenso arrastrándolo hasta el muelle, donde era cargado en la balsa preparada al efecto y que lo transportaba corriente abajo hasta su destino final. ¿Cómo equilibrar el paso de una mole de piedra a una balsa de madera? La solución era muy ingeniosa.

La balsa esperaba en el muelle, cargada con piedras pequeñas que equivalían al peso total de la mole a transportar. Fuertemente atada, se procedía a ir empujando la enorme aguja de piedra hacia la balsa (la fricción del arrastre se aliviaba con barro del Nilo) mientras se iban descargando piedras en la misma proporción en que el obelisco entraba en su embarcación. De esta manera no se producía tensión en la alargada piedra y el nivel de la misma durante su embarque en la balsa era constante.



Lógico será imaginar que el proceso de descarga muchos kilómetros más abajo se haría a la inversa. Ir cargando de piedras la balsa en la misma proporción en que el obelisco es sacado de ella. Los detalles del transporte de estas moles vienen reflejados en dibujos hallados en el templo de Hatshepsut en Deir el Bahari, cerca de Luxor.

Tiempo tendremos para analizar en otra ocasión cómo erigían los obeliscos en el lugar de destino. Como adelanto, recuerden que en la base del obelisco de la Plaza de la Concordia en París está grabada la maniobra de transporte y colocación del que allí mismo se encuentra, ¡y con técnicas similares a las de la antigüedad! En París está para verlo. Para muchos misterios del antiguo Egipto algunos se siguen preguntando ¿cómo lo hicieron? La respuesta tiene que ser muy sencilla, ¿por qué?… ¡porque lo hicieron!

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