Tierra, enséñame a permanecer en quietud
como la hierba que se aquieta con la luz.
Tierra, enséñame a sufrir
como las viejas piedras que sufren los recuerdos.
Tierra, enséñame a ser humilde
como los capullos que brotan humildemente.
Tierra, enséñame a amar
como la madre que se ocupa de sus pequeños.
Tierra, enséñame a ser valiente
como los árboles que se alzan solos.
Tierra, enséñame mis limitaciones
como la hormiga que corretea por el suelo.
Tierra, enséñame a ser libre
como el águila que vuela por el cielo.
Tierra, enséñame a resignarme
como las hojas que caen en otoño.
Tierra, enséñame a regenerarme
como la semilla que brota en primavera.
Tierra, enséñame a olvidarme de mi mismo
como la nieve que al fundirse se olvida de su vida.
Tierra, enséñame a recordar la bondad
como los campos secos llorando al ver la lluvia.
Tomado del libro: El camino de la sabiduría de Sage Bennet, Pag. 176.-
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