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Traje
jueves, 19 de febrero de 2009
Dropa: el Roswell oriental
Fotografía del rey y la reina Dropa tomada en 1947. Las alturas de ambos eran 1,20 y 1 m respectivamente.
Los Dropa vinieron de las nubes en su nave. Nuestros hombres, mujeres y niños se escondieron en las cuevas diez veces antes del amanecer hasta que al fin entendieron las señas de los Dropa y se dieron cuenta que de venían con intenciones de paz...”
Más allá de la comprensión que el pueblo Ham pudo establecer sobre el pacífico clan de los Dropa, el exterminio encarnizado fue el único fin que los “llegados de las nubes” terminaron por conocer; la repugnancia que sus mal proporcionados cuerpos de tez amarillenta causaba sobre la etnia de los Ham, desencadenó la persecución por toda la zona de Bayan Kara Ula de los pequeños hombrecillos a bordo de los caballos más veloces. Los menudos Dropa, aquellos seres de gran cabeza y ojos saltones, fueron encontrando su fin, uno a uno, 10.000 años a.C.
Doce siglos en el futuro, la increíble historia de los Dropa aún permanece viva. La transmisión oral por parte de la tribu de los Ham nunca hubiera traspasado las fronteras de la desierta región montañosa de Bayan Kara Ula, de no ser por la expedición a la zona del profesor chino Chi Pu Tei, de la Universidad de Beijing, en el año 1938. Chi Pu Tei y sus alumnos estaban dispuestos a estudiar un sistema de cuevas interconectadas en una de las zonas más inhóspitas del mundo, a más de 600 kilómetros del lugar habitado más cercano. Se dice que el profesor y sus discípulos hallaron dentro de las cuevas algo mucho más peculiar de lo que se disponían a estudiar: un cementerio repleto de esqueletos de pequeños seres de 1,40 m. de longitud, enterrados junto a discos de piedra y murales rupestres muy peculiares.
Sus cuerpos delgados con gran cabeza no correspondían a ninguna especie que Chi Pu Tei o sus alumnos hubieran visto antes. Cuando se propuso que los restos podrían pertenecer a una especie de primates no reconocida antes, Chi Pu Tei replicó: “¿Cuándo se ha enterado alguien de monos enterrándose los unos a los otros?” Fue así que algunos de los 716 discos identificados fueron cargados por la expedición para su posterior estudio en la Universidad de Beijing y en algunas instituciones especiales de la Unión Soviética.
Antigua fotografía de uno de los discos dropa.
Según la historia de los discos Dropa, todos presentaban características similares: 30 centímetros de diámetro, 2 de ancho y en el centro, un espacio calado en forma circular o cuadrangular. Además, la mayoría tenía un par de surcos espiralados milimétricos grabados con minúsculos y extraños caracteres pertenecientes a un leguaje desconocido que se originaban en el exterior del disco, para culminar en el centro. De cualquier forma, los discos rescatados permanecieron en el olvido durante 20 años, hasta que un investigador, el Dr. Tsum Um Nui, comenzó un estudio más detallado sobre aquellos artefactos en el año 1958. Meses y meses de dedicación tras una lupa fueron el medio para descifrar en 1962 los mensajes que supuestamente albergaban las piedras. Historias tan inverosímiles como el aterrizaje forzoso de la nave de los Dropa, y la matanza de la mayor parte de su tripulación a manos de los Ham, formaron parte del informe que Tsum Um Nui presentó ante sus colegas el mismo año.
Pero el polémico carácter de los argumentos iba a valerle a Tsum Um Nui la advertencia del gobierno de no volver a mencionar el asunto.
La única pista de los discos a partir de ese momento vendría en 1974, de manos de un ingeniero austríaco llamado Ernst Wegerer quien, en una muestra del Museo de Bampo, ciudad de Xian, reconoció y fotografió dos de los discos expuestos, cuando creyó reconocer los surcos en espiral y el respectivo agujero en el centro del cual hablaban los rumores.
Pero la fascinante historia de los discos Dropa comienza a desmoronarse desde este punto. Las únicas evidencias concretas hasta el momento de la existencia de los discos Dropa son el par de fotografías que el ingeniero tomara con su Polaroid durante la expedición.
Asombrosamente, ni el nombre de Chi Pu Tei, el de Tsum Um Nui, o el de muchos de los personajes implicados en la historia son verificables. Para los archivos de la Universidad, ni la expedición a Bayan Kara Ula en dicha fecha, ni la existencia de un investigador llamado Tsum Um Nui es verídica. Sin embargo, la historia evidencia que la fiabilidad de las declaraciones de la dictadura china respecto a los asuntos de carácter polémico, es mucho menos que aceptable. El encubrimiento de casos como el de las Pirámides chinas, o el de las momias caucásicas de 4.000 años de antigüedad encontradas en el desierto de Takla Makán, recuerdan que las estrategias de encubrimiento por parte del comunismo chino pueden llevarse a extremos inimaginables.
Piedra circular llamada "El plato de Lolladoff", supuestamente hallada en el Tíbet hace 12.000 años
No obstante, un hecho ineludible a la hora de examinar la historia, es la extrema improbabilidad de que un solo erudito, el Dr. Tsum Um Nui, haya podido descifrar jeroglíficos pertenecientes a una escritura jamás observada en la Tierra, y contar con ella la historia completa de la llegada y cruento destino de visitantes del espacio diez milenios antes de Cristo. No existe ningún ejemplo previo en la historia del desciframiento de lenguajes muertos sin ayuda alguna de un sistema de comparación o lengua oral como apoyo. De ser verídico, nos encontraríamos con un hecho de mucho mayor prestigio que la interpretación de los jeroglíficos egipcios por parte de Campollion a principios del siglo XIX.
Pero la gran semejanza de la historia supuestamente narrada en los discos y la tradición oral transmitida por generaciones en la región de Bayan Kara Ula, llevan a preguntarse cómo fue a originarse entre los nativos una historia tan compleja como la protagonizada por una nave bajada de las nubes hace 12.000 años y los sucesos consecuentes. La baja estatura, la morfología de los extraños y la matanza de la mayoría de ellos, son constantes que se presentan tanto en la historia del hallazgo del cementerio Dropa por parte de Chi Pu Tei, como en la antigua leyenda narrada por los pobladores del lugar.
Lo único claro hasta el momento sobre el caso es que, muy probablemente, gran cantidad de piezas de la leyenda del incidente Dropa, sólo cuenten como producto de una tergiversación de hechos de manera casual o conciente. Sin embargo, siempre permanecerá la duda de que los discos de piedra y la narración de los antiguos Ham sean evidencias de que, tras la leyenda de los Dropa, puede ocultarse una verdad aún mas profunda.
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