martes, 3 de febrero de 2009

El Arca de Noé



"Voy a arrojar sobre la tierra un diluvio de aguas que exterminará toda carne que bajo el cielo tiene un hálito de vida. Cuanto hay en la tierra perecerá. Pero contigo haré yo mi alianza; y entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos. De todo viviente y de toda carne meterás en el arca parejas para que vivan contigo; macho y hembra serán. De cada especie de aves, de ganados y de reptiles vendrán a ti por parejas para que conserven la vida..." (Génesis 6, 16-21). Esta es la advertencia de Dios a Noé, sin embargo el aviso del Diluvio se encuentra repartido por más culturas de la Tierra. "Destruye tu casa y construye una barca, abandona todas tus pertenencias y ve en busca de la vida, deja atrás los bienes materiales y salva tu alma... construye una barca con sus dimensiones en la justa proporción con su anchura y longitud en armonía. Instala a bordo de la barca la semilla de todos los seres vivos." Este pasaje pertenece a la historia del Gilgamesh, antiguo rey Sumerio que ha llegado a nosotros gracias a miles de tablillas de arcilla rescatadas por la arqueología en tierras de Irak, datadas en el tercer milenio antes de Cristo. Así este héroe antiguo también construyó un arca y con sus parientes rescató a los animales que habrían de repoblar el mundo tras el diluvio. Con un parecido asombroso con el relato bíblico, el "arca de Gilglamesh" sufre las lluvias que inundarán la Tierra hasta quedar varada en Ararath "A una distancia de catorce leguas apareció una montaña, y la barca embarrancó allí: quedó atrapada en una montaña , inmóvil...". Gilglamesh soltó una paloma tras haber embarrancado el arca "Pero como no halló lugar donde posarse, regresó. Luego solté una golondrina; ésta se alejó volando, pero al no hallar donde posarse también regresó. Solté después un cuervo, el cual al comprobar que las aguas habían retrocedido comió, revoloteó sobre la barca, emitió unos graznidos y no regresó". Sin embargo encontramos más relatos sobre el Diluvio en otras culturas no relacionadas. En una de las pocas colecciones documentales Aztecas que se conservan, denominada como Vaticano-Latin codex, se recoge la historia del mundo según éste pueblo. Así el mundo se dividiría en edades, de las cuales la última terminó con un gran diluvio a manos de la diosa del agua "Chalchiuhtlicue". "La destrucción se produjo en forma de lluvias torrenciales e inundaciones. Las montañas y los hombres desaparecieron ". En Colombia, los indios Chibchas también conservan el recuerdo de una gran inundación, en Ecuador serían dos hermanos los que escaparon del diluvio subiendo a una alta montaña, en Perú fue una llama la que advirtió de la catástrofe y otros pueblos sudamericanos como los araucanos y los Yamana de Tierra de fuego comparten similares tradiciones. Y también entre los indios Inuit de Alaska existe una leyenda referente a un gran diluvio que se extendió por toda la Tierra. También los Luisenos de la baja California y los Dakotas comparten parecidas historias, e incluso los Chickasaws aseguraban que el mundo había sido destruido por el agua "pero una familia se salvó junto con una pareja de cada especie animal". En un lugar tan distante de los anteriores como el bosque tropical malasio, los chewong también creen en el diluvio universal, y en Laos, al norte de Tailandia, existe la leyenda de unos seres llamados los Thens, que provocaron el fin de una era creando un diluvio del que sólo se salvaron tres grandes hombres y varias mujeres, a bordo de una lancha. Asimismo los karins de Birmania poseen unas tradiciones muy parecidas, y en Vietnam se especifica que esos hermanos, hombre y mujer, iban acompañados de una pareja de cada especie animal. Ya en la mitología griega hace referencia a varios cataclismos debidos a inundaciones apocalípticas. Según la leyenda, Zeus mandó destruir a toda una humanidad que vivió como dioses, y tras esa civilización curiosamente la cuarta raza, como apuntan las leyendas aztecas llegó la quinta humanidad del planeta: la nuestra. De hecho, la famosa leyenda de la Atlántida, recogida por el filósofo Platón en sus diálogos "Timeo" y "Crítias" también se refiere a la desaparición de toda una civilización a causa de las aguas. E incluso en la India védica encontramos a un Noé llamado Manú, que avisado por Visnú que iba a desencadenarse un diluvio. Le envió una gran barca, con órdenes de instalar en ella a una pareja de cada especie viva y las semillas de cada planta, y luego subiera el mismo a bordo. Y hasta en el Egipto faraónico se recoge esta leyenda. En un texto funerario conservado en la tumba del Faraón Seti I, por ejemplo se habla del diluvio. Las razones de ese cataclismo aparecen reflejadas en el capítulo CLXXV del Libro de los Muertos, donde el dios Toth sentencia:"Voy a destruir todo cuanto he creado. La Tierra se hundirá en el abismo por medio de un diluvio, y su superficie aparecerá lisa como en tiempos pretéritos." En total se han recopilado alrededor de todo el mundo hasta quinientas referencias a un diluvio universal. Para la ciencia moderna también existió un gran diluvio, se han encontrado pruebas en fósiles que lo evidencian además de estratos geológicos que dan fe de la existencia de una inundación de carácter casi global. Según se cree, después de miles de años de época glacial, y con medio globo cubierto por las nieves, por alguna razón se produjo una descongelación anormalmente rápida que condujo a crecidas e inundaciones inmensas, acabando con la mayoría de la incipiente Humanidad, dejando a los supervivientes con un recuerdo imborrable, transmitido como tradición oral convertido en leyenda. De modo que parece que sí existió un diluvio, y es posible que también existiera un Noé que salvo a la Humanidad y a los animales de la extinción, aunque para todo ello necesitara de la ayuda de Dios. Si nos regimos por la Biblia: "Y Dios dijo a Noé...Hazte un arca de madera; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero". (Génesis 6:14-16). Un codo equivaldría a 45 cm., esto nos da una embarcación de 133 m. de largo por 23 de ancho un grosor de 40 cm. y 14 m de altura. Desde luego sería un barco enorme, el mayor construido hasta que se hicieran de hierro. De acuerdo con la Biblia contaron con la ayuda de Dios, y ya la proporción largo-ancho de seis a uno la haría perfecta para soportar tormentas y sería casi imposible de volcar, de modo que con ese sólo dato podemos imaginar que el resto estaría igualmente bien pensado para soportar los 371 días que duró la travesía.



En Turquía, se encuentra el monte Ararat. Situado entre los límites de Turquía, Armenia e Irán. El Ararat ha sido reconocido como el sitio donde descansan los restos de la antigua embarcación de Noé, luego que descendieran las aguas del Diluvio Universal. El temor reverente que tienen y han tenido los pueblos de Oriente a esta montaña, confirma que el relato del Génesis no ha sido una creencia exclusiva del judeocristianismo. Los turcos llaman al Ararat Agridagui monte del Arca; los persas la conocen como Kuhinuih montaña de Noé y los musulmanes le dicen Judi o lugar de descanso. Junto con los múltiples mitos de un diluvio producido por la ira divina, también existen relatos paralelos de supervivientes en una embarcación que reposa sobre una montaña. La tradición favorece al monte Ararat más que a cualquier otro sitio. En Génesis 8:4;"el Arca descanso sobre los montes Ararat", aunque algunas traducciones prefieren "las montañas de Armenia". En hebreo "Har" significa: elevación o cordillera y "Rarat" especifica un pico determinado. En el rollo de Isaías I de Qumram se lee "Hurarat". En la antigüedad, se encuentran citas del monte Ararat en los anales de los historiadores clásicos. Beroso cuenta: "que parte de la nave se encuentra todavía en Armenia y que algunas gentes le quitan los trozos de pez y se los llevan, los persas los utilizaban como amuletos". Nicolás de Damasco, amigo y biógrafo de Herodes el Grande, en el libro 96 de su Historia Universal dice: "En Armenia, más allá de la región de Mineas, hay una montaña enorme, en la que cuenta la tradición que se refugió mucha gente con ocasión de un diluvio, logrando salvarse, y cuenta que cierta persona que navegaba en un arca encalló en la cima de la montaña, y que se conservaría por mucho tiempo los restos del maderamen". Al pie de la montaña sagrada, se encuentran las ruinas del que fue el Monasterio de Etchmiadzine. Se cuenta que, durante siglos, este recinto guardó celosamente una reliquia, un trozo de madera petrificado. Los kurdos sostienen que era parte del Arca de Noé. Según una leyenda que data de la era cristiana, un monje intentó alcanzar la cima del Ararat con la sola intención de rendir devoción a Dios. Pero a la mitad del camino un profundo letargo se apoderó de él. Soñó con un ángel que le advirtió que regresara sobre sus pasos porque, mientras el Arca repose allí, Dios no permitiría que se acerque hombre alguno. Al despertar encontró el trozo de madera entre sus manos. Lamentablemente este relato se perdió, debido a que un terremoto destruyó parte del Monasterio y como consecuencia la reliquia desapareció. El primer relato de una ascención al monte Ararat, se remonta al año 330 d.C. y pertenece a la tradición ortodoxa. Llegado a media altura, el patriarca Jacob recibe de un angel fragmentos de la nave sagrada. Los viajeros se suceden uno tras de otro; Guillermo de Ruysbroek en 1254, el veneciano Marco polo en 1273, Tournoefort en 1701. Pero ninguno de ellos llega a la cima del monte ni encuentra huellas del arca. En 1829, G. F. Parrot lleva una expedición a la cima, aunque sin descubrir nada nuevo. Diez años más tarde, uno de los obreros turcos encargados de edificar barreras en la montaña afirma haber encontrado un navío muy antiguo que emergía de un glaciar, pero no pueden entregar ninguna prueba. Los porteadores nativos, hasta el día de hoy, rehusan ascender a la montaña más allá de cierto punto, porque la consideran una "zona mágica". Durante la l Guerra Mundial, un aviador ruso, W. Roskovistsky, afirma haber visto en el Ararat los restos de una antigua embarcación . Como consecuencia, en 1917, el Zar envió dos compañías de soldados para investigar la montaña. Supuestamente localizaron el Arca, tomaron fotos y remitieron un informe completo. Pero pocos días después la revolución bolchevique derriba al Zar y en consecuencia los datos jamás fueron publicados. En la segunda mitad del siglo XIX, no menos de ocho expediciones llegaron a la cima del monte Ararat, pero ninguna logró traer un testimonio serio sobre el arca. En agosto de 1952, los alpinistas Navarra y De Riquer avistaron una forma extraña aprisionada en un glaciar. Sin pruebas, no se atrevieron a anunciar su descubrimiento. Al año siguiente, Navarra partió nuevamente hacia el Ararat y logró fotografiar y filmar la "forma" bajo el hielo, pero las condiciones meteorológicas le obligan a acortar su exploración. Insatisfecho, debe esperar hasta el 5 de Julio de1955 para intentar una tercera expedición. Esta vez tuvo suerte. Navarra logra soltar una parte de la estructura, construida en madera, y recupera un trozo de viga. Al hacerla analizar por varias instituciones, entre ellas el Instituto de Investigación Forestal de Madrid, obtuvo una edad de en torno a unos 5000 años. Navarra está convencido de haber encontrado el arca de Noé. En 1974, un satélite obtuvo una curiosa foto del Ararat en la que aparecía un barco de dimensiones parecidas a las del arca bíblica. Alpinistas suizos, miembros de la organización Ararat Research Center for Archaeological Studies, han anunciado que en el monte Ararat, en un saliente a 4,200 metros sobre el nivel del mar, se hallaron unos restos de madera "trabajados por el hombre y en buen estado de conservación".




El 2 de diciembre del año 2002, el alpinista Claudio Schranz, encontró importantes porciones de madera que parecen partes de una gran barca. El lugar se encuentra a apenas 200 metros de donde el investigador francés Fernand Navarra, encontró en 1955, un travesaño de antigua madera tallada de un metro y medio de largo. Los investigadores están dispuestos a ofrecer información adicional mediante su dirección electrónica: gius_arcas@hotmail.com Una gigantesca construcción humana hecha de madera descansa bajo un glaciar en el monte Ararat, a casi 5000 metros de altitud, constituyendo un enigma para los arqueólogos.

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